La educación en Paraguay está en crisis. La propuesta del Ministerio de Educación y Ciencias de llevar adelante un Plan de Transformación Educativa dividió a la sociedad. Las posiciones están bien marcadas entre quienes están a favor de la propuesta y de quienes la rechazan, pero la cuestión de fondo; la calidad de la educación y si ésta se encuentra realmente entre las prioridades del Estado paraguayo.
Paraguay es el país que menos invierte en educación en la región. Según datos del Ministerio de Educación y Ciencias la inversión escolar en Paraguay alcanza solo el 3,4% del PIB (Producto Interno Bruto). Mientras que Argentina, Brasil y Ecuador rondan el 6%. La Unesco recomienda al menos entre el 7% y el 9,8 % de inversión.
Los resultados de esta baja inversión en educación se percibe en la calidad de la formación que reciben los alumnos. El Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (SNEPE) es un conjunto de pruebas a nivel país que mide el rendimiento de los estudiantes en base a la malla curricular de matemática y comunicación en castellano y en guaraní.
Los resultados del último estudio realizado en el 2018 indican que todos los estudiantes están por debajo de los 550 puntos establecidos como puntaje mínimo del nivel de desempeño satisfactorio. Sólo 2 y 3 de cada 10 estudiantes alcanzan o superan el mínimo de aprendizaje considerado satisfactorio para el área y grado de conocimiento evaluado.
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Otras pruebas de evaluación del aprendizaje demostraron que 8 de cada 10 estudiantes de todos los niveles no aprenden, es decir, no tienen los conocimientos básicos de matemáticas, mientras que 7 de cada 10 estudiantes no tienen los conocimientos básicos de lectoescritura.
A estas realidades hay que sumar la alta tasa de deserción escolar. Los datos indican que de cada 10 estudiantes que interesan a primer año, ni siquiera 5 terminan el tercer año.
A la baja inversión en educación, los pobres resultados alcanzados por los alumnos y la alta deserción escolar, hay que sumar que la educación en Paraguay es el más golpeado por la corrupción. Un estudio realizado sobre las denuncias de corrupción, presentadas ante la Secretaría Anticorrupción, arrojó que el 92 por ciento de los casos afectan al Ministerio de Educación y Ciencias.
Es que por años y de hecho lo sigue siendo, el ministerio de Educación ha sido utilizado como un trampolín político y las escuelas y supervisiones siempre estuvieron a merced de caudillos locales, primando siempre los intereses sectoriales antes que el interés real por la formación y el futuro de jóvenes y niños.
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Desde el 2013, una parte de los beneficios que Paraguay recibe en compensación por la energía de Itaipú cedida al Brasil, se destina a los municipios y gobernaciones, para que éstos a su vez destinen esos recursos para mejorar los locales escolares y manejen el complemento nutricional o merienda escolar.
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El resultado fue un verdadero fracaso. Desde la primera entrega de los fondos, estos fueron dilapidados por seudo empresas creadas por políticos para quedarse con el dinero y ofrecer meriendas de pésima calidad a los niños. Numerosas escuelas construidas con la plata del Fonacide se vinieron abajo por la precariedad de las construcción. Pero el desinterés y el desprecio por la educación no termina ahí. Según datos de la Contraloría General de la República 9 gobernaciones y 160 municipalidades no ejecutaron el 30% del gasto presupuestado para almuerzo escolar, es decir aún teniendo los recursos éstos no fueron utilizados.
Estas son las cuestiones que se tienen que debatir y encontrar salidas para mejorar la educación en el Paraguay.