Preocupa la poca proyección de propuestas de los diferentes proyectos presidenciales para el 2023. En la oposición hasta hay una acusación directa contra Alegre de parte de los otros postulantes por negarse incluso a debatir. En el Partido Colorado es poco lo que se conoce sobre ideas de gestión y habría que ver si habrá o no alguna exposición pública entre Peña y Wiens. Así las cosas, los electores irán a votar casi a ciegas con relación a los planes de Gobierno.
La llamada Concertación Nacional es un conglomerado de diosa y pantera, donde la visión sobre una política de Estado está ausente. En la oposición no hay una construcción de objetivos como sector que busca el poder. Es más, existe una suerte de ninguneo del presidente de la principal fuerza, PLRA, al careo con los demás pre postulantes al Ejecutivo. Aunque en puridad, ese trato descortés es más bien para el electorado. ¿Cómo puede uno candidatarse y no exponer un plan de Gobierno ante la sociedad?.
En el partido oficial las disputas pasan por las arengas que apelan al sentimiento partidario y a los ataques personales. Más de eso no existe mucho. De hecho, el candidato oficialista deberá tratar de justificar la gestión actual, que no es una tarea fácil. En tanto, el otro debe justificar su real autonomía e independencia del principal líder de su movimiento. Es muy probable que tampoco entre ellos, Peña y Wiens, exista luego un debate público.
El tema es grave mirando desde el derecho que tiene la sociedad de saber qué ofrecen quienes hoy se presentan como aspirantes a la Presidencia de la República. Es tan delicado el panorama que hasta hay negación al debate entre ellos, según la denuncia que ya hay contra Alegre, y que no haya tampoco una discusión abierta entre los postulantes que representan al grupo partidario que hoy controla el Palacio de Gobierno. En resumen, los electores van camino al 2023 sin saber qué ofrecen realmente los candidatos y encima no se avizoran debates entre los postulantes.
Así las cosas, tanto colorados como opositores irán a sufragar en las internas con poca o nula información sobre qué harán sus candidatos si pasan las primarias y luego ganan la Presidencia. Lo peor es que parte de los votantes sólo siguen la inercia de las campañas electorales, otra parte ya ni siquiera se interesa de lo que pasa. Esa peligrosa mezcla y la misma actitud de los candidatos, que se postulan sin siquiera tener propuestas serias y ni tienen ganas de debatir, están llevando a la democracia paraguaya en su momento más difícil desde la caída de Stroessner.