Descomunales cargas de cocaínas incautadas en el exterior, así como en operativos a nivel interno, ponen en evidencia que Paraguay se ha convertido en el punto neurálgico para el tráfico y la distribución de la droga en América Latina.
El 19 de octubre del 2020 un total de 2.900 kilos de cocaína fue incautada por las autoridades antidrogas paraguayas. La droga estaba escondida en cargas de carbón, en el puerto de Terport, Villeta.
El 12 de febrero del 2021 Alemania incautó una carga récord de 16 toneladas de cocaína enviada desde Paraguay. La droga estaba oculta en latas de pintura acrílica producidas por la empresa de un dirigente deportivo de Paraguay. La carga estaba escondida en cinco contenedores que salieron del Puerto Seguro Fluvial de Villeta.
El 24 de febrero de 2021, unas 23 toneladas de cocaína fueron descubiertas en contenedores en los puertos de Hamburgo y Amberes. La droga también había sido embarcada en Paraguay.
El 28 de julio de 2021 en un depósito en Fernando de la Mora fueron hallados 3.400 kilos de cocaína en el interior de bolsas de azúcar, preparadas para la exportación.
Más recientemente el pasado 22 de noviembre 2022, 563 kilos de caína fueron incautados en Uruguay. Iba con destino a Rusia, con un cargamento de carne.
Campo abonado para las redes criminales
“Paraguay es un campo abonado para el establecimiento de redes criminales. Su posición estratégica es un factor determinante y una condición fundamental para ser elegido por el crimen organizado como punto neurálgico”, sostiene Sonia Alda Mejías, Investigadora principal y directora del Observatorio de Tráficos Ilícitos y Redes Criminales, Real Instituto Elcano, de España.
La investigadora también advierte que el crecimiento de la pobreza en el país puede ser un factor preocupante, porque la marginalidad puede convertirse en un semillero para reclutar trabajadores del crimen.
Para Mejías la principal causa del desarrollo de las redes del crimen organizado y el narcotráfico en el país depende fundamentalmente de los niveles de aceptación y tolerancia a la corrupción, tanto por parte del Estado como por la sociedad.
En ese sentido, es alarmante el nivel de aceptación que tiene la sociedad hacia las redes del narcotráfico. En todo el país operan narcos de diferentes calibres, a la vista de autoridades y de la sociedad acumulando riquezas y haciendo ostentaciones, sin ser molestado.
Narcotraficantes en el poder
El narcotráfico permeó la estructura del Estado. Los traficantes ya no tienen solamente peones políticos sino que se postulan para ocupar cargos en los organismos del Estado y aprovechan sus influencias para operar con impunidad. El caso más grosero fue el del diputado Juan Carlos Osorio, quien fue grabado en plena sesión de la Cámara de Diputados, negociando el envío de una carga de droga proveniente de Bolivia.
En estos momentos, se encuentra prófugo y con orden de captura el ex intendente municipal de la ciudad de Belén y precandidato a concejal departamental en Concepción, Víctor Ramón Sanabria Oporto. Se le busca por su vinculación con el envío de 653 kilos de cocaína incautada en Montevideo, Uruguay, en medio de carne paraguaya.
No pueden desarrollarse las enormes estructuras del tráfico sin contar con conocimiento o anuencia de las instituciones de control. Paraguay se convirtió en el territorio liberado de los traficantes gracias a la corrupción estatal y la tolerancia que tiene la misma sociedad, que sigue votando y defendiendo a corruptos y traficantes.
La conclusión de la investigadora española Alda Mejías es contundente: “Paraguay posee, las condiciones idóneas para el desarrollo de estas redes (criminales), por sus altos niveles de corrupción estatal y por su tolerancia social a dicha corrupción.