El primer debate presidencial entre el presidente Joe Biden y el ex presidente Donald Trump estuvo marcado por un ambiente tenso y personalizado, donde ambos candidatos confrontaron sus visiones contrapuestas sobre una serie de temas clave.

Biden, enfrentando críticas persistentes sobre su edad y aptitud, luchó por mantener la claridad y la coherencia en sus respuestas, a veces balbuceando y perdiendo el hilo de sus argumentos. Trump, en contraste, se mostró confiado y agresivo, defendiendo su aspiración a un segundo mandato con ataques vehementes y afirmaciones que, según los observadores, a menudo carecían de veracidad.

Los temas debatidos abarcaron desde el aborto y la inflación hasta el cambio climático y la inmigración, reflejando las profundas divisiones políticas que enfrenta Estados Unidos en la actualidad. 

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Trump aprovechó la oportunidad para criticar las medidas de Biden y hacer acusaciones severas, mientras que Biden intentó mantener el enfoque en sus políticas y en contrarrestar las afirmaciones de su oponente.

Los moderadores, sin embargo, optaron por no verificar los hechos durante el debate, lo que permitió que ambos candidatos presentaran sus puntos de vista con poca restricción. Este enfoque generó críticas sobre la falta de precisión y rigor factual en el intercambio.

El evento no estuvo exento de momentos de confrontación personal, con ambos candidatos intercambiando acusaciones y descalificaciones. La animosidad mutua fue evidente desde el principio, con una notable ausencia de gestos conciliatorios como el tradicional apretón de manos al inicio del debate.

A medida que avanzaba la noche, Trump adoptó una postura cada vez más agresiva, mientras Biden intentaba contrarrestar las tácticas de su oponente. Sin embargo, la dinámica general del debate fue más marcada por ataques personales y críticas que por un análisis profundo de las políticas propuestas por cada candidato.

El impacto del debate en la campaña electoral de 2024 aún está por determinarse, pero este primer enfrentamiento subraya las fuertes diferencias ideológicas y estratégicas que definirán la contienda electoral en los meses venideros. Los votantes estadounidenses deberán sopesar estas diferencias mientras deciden el futuro liderazgo del país en un contexto político cada vez más polarizado.

Las encuestas en línea después de este primer debate apuntaron a Trump como ganador, 

El debate expuso la mayor debilidad de Biden. Los aliados del presidente esperaban desesperadamente que pudiera ofrecer una actuación contundente para calmar las preocupaciones persistentes de los votantes sobre su edad.

«Sí, hubo un comienzo lento,» dijo, «pero fue un final fuerte.”, declaró la vicepresidenta Kamala Harris tras el debate.

Media hora después de que comenzara el debate, algunos de los demócratas más influyentes del país estaban enviando mensajes privados de pánico sobre el estado de su candidato, según una publicación del New York Times

Luego de 90 minutos de tensión constante, Biden y Trump hicieron sus discursos de cierre. Iniciaron el debate sin pasarse la mano y se depidieron  sin hacerlo

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