En un mundo donde la seguridad es una preocupación universal, especialmente frente a la expansión del terrorismo internacional y el crimen organizado, el Departamento de Identificaciones de la Policía Nacional vuelve a ser el centro de un escándalo de expedición irregular de documentos de identidad. Esta vez, una auditoría interna reveló la emisión de diez cédulas de identidad con contenido falso, otorgadas a dos ciudadanos pakistaníes, siete taiwaneses y un ruso, entre diciembre de 2023 y enero de 2024, según reveló la misma policía.

No es el primer caso de este tipo que sacude al país. Es imposible olvidar el emblemático caso del futbolista internacional Ronaldinho Gaúcho, quien estuvo recluido en Paraguay por la obtención de una cédula de identidad falsa, expedida precisamente desde el mismo departamento ahora cuestionado. Otros casos similares incluyen al narcotraficante Sebastián Marset, detenido en Dubái con un pasaporte paraguayo falso, y el argentino Ibar Pérez Corradi, quien también poseía documentos paraguayos fraudulentos. Estos incidentes recurrentes sugieren la existencia de una estructura interna que facilita estas prácticas delictivas.

Este último escándalo llevó a la destitución del comisario Christian Ramírez, jefe del Departamento de Identificaciones, y de su subjefe, junto con la separación de 20 funcionarios policiales sospechosos de participar en la expedición irregular. El comandante de la Policía, Carlos Benítez, en conferencia de prensa, indicó que ocho de las cédulas falsificadas fueron retenidas, pero dos ya están en circulación, lo que representa un grave riesgo de uso por parte de elementos criminales o incluso terroristas internacionales.

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Benítez anunció la intervención del Departamento de Identificaciones y una auditoría exhaustiva, estableciendo un plazo de 90 días para investigar a fondo y tomar medidas correctivas. Estas medidas forman parte de los procedimientos habituales, pero, ahora más que nunca, deben ir acompañadas de una revisión integral y profunda de los procesos internos, así como de la implementación de controles más estrictos.

El Departamento de Identificaciones debe transformarse en una entidad transparente y segura, capaz de resistir las tentaciones de la corrupción. Además de sanciones ejemplares, hay que trabajar también en una reestructuración profunda y la adopción de tecnologías y protocolos que minimicen el riesgo de fraude. Solo así se podrá garantizar que los documentos paraguayos no sean utilizados para facilitar acciones delictivas de individuos peligrosos en cualquier parte del mundo.

La reiteración de estos casos de corrupción dentro del Departamento de Identificaciones debe motivar una barrida integral y una revisión exhaustiva de sus procesos. La seguridad nacional y la confianza en las instituciones dependen de la capacidad del Estado para erradicar estas prácticas y asegurar que los documentos de identidad sean confiables y seguros. Es momento de tomar medidas drásticas y definitivas para evitar que nuestro país siga siendo un punto débil en la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo internacional.