La forma transparente de iniciar un nuevo tiempo en el Paraguay es asegurando la absoluta prescindencia del nuevo fiscal general de Estado de la clase política. Es el paso primario que se tiene que dar para proyectar alguna cierta tranquilidad que habrá eficaz rendición de cuentas en el quinquenio 2023/2028, que guste o no comienza con la evaluación a la gestión del gobernante que deja el Palacio de Gobierno el próximo 15 de agosto.
Nuestra posición es por la institucionalidad de la República. No es una cuestión personal, como quieren hacer creer parte del círculo palaciego. ¿De qué otra forma se podrá garantizar la rendición de cuentas si la cabeza del Ministerio Público resulta ser una persona obsecuente que trabajó cinco años con el Presidente?. ¿Cuál es el aval de la ciudadanía en el sentido que el nuevo FGE será independiente luego de recibir en todo ese tiempo órdenes de su jefe?.
Insistimos en el tema porque no queremos ser cómplice de una terna pensada y negociada para agradar a Abdo Benítez. Eso, en palabras, directas será un golpe bajo contra el fortalecimiento de las instituciones. En expresiones más burdas, será un blanqueo sin mayores miramientos a la administración del mandatario saliente. Llama la atención la renuncia de Seifart del Consejo de la Magistratura y que en su reemplazo siga, contra toda crítica, Olmedo. No pasa desapercibida la inscripción ya de Arregui, el interés de Orué y que Fernández y Cecilia Pérez estén pescando en río revuelto. Todos los mencionados integran el círculo que rodea al gobernante.
Claro que somos pasibles de la mala lectura, pero para nosotros es claro el mensaje que dejó el enviado de Biden, el coordinador Anticorrupción de EE.UU., Richard Nephew. El experto afirmó que la rendición de cuentas es una prioridad dentro de la política global de los Estados Unidos. ¿Cómo se dará eso en el 2023 sí ya algunos senadores y hasta miembros del mismo Consejo de la Magistratura admiten que desde la sede gubernativa hay interés en la integración de la terna para la Fiscalía General?.
Los indicios dan a entender que efectivamente Marito está hoy más ocupado en tener su propio fiscal general que resolver urgencias y prioridades actuales de la República. Duele tener dicha presunción, pero las mismas voces que salen del Palacio de Gobierno colocan a Abdo ya como un simple observador pasivo del presente. Ya solo se preocupa por el futuro, por eso su tiempo y energía dedica en construir la terna para que luego él defina quién será el nuevo titular del Ministerio Público.
