La Policía continúa con la investigación de los terroristas que atentaron en el interior de la sala de conciertos Crocus en Moscú. Detuvo a cuatro sospechosos y a otros siete para averiguaciones. El número de muertos aumentó a 115 y de los heridos a más de 100. El presidente de Rusia, Vladimir Putin prometió liquidar los terroristas del Estado Islámico que se atribuyeron la responsabilidad de la masacre. «Sus días están contados», prometió el jefe de Estado ruso.
Por ahora, Moscú continúa con el cierre de los negocios y, especialmente, de los espectáculos, inclusive deportivos, hasta próximo aviso. Esta medida repercutió a Paraguay porque la selección de fútbol de este país se encontraba en Rusia para jugar un partido amistoso el lunes. Ahora todo está cancelado y los jugadores se prepararan para regresar a su país.
Mientras tanto, la nueva versión divulgada por el gobierno ruso, es que los terroristas tenían contactos en Ucrania. «Tras cometer el atentado terrorista, los criminales tenían previsto cruzar la frontera entre Rusia y Ucrania y tenían contactos adecuados del lado ucraniano», según el informe oficial.
Sin embargo, los ucranianos devuelven la información y dicen que todo fue una operación del propio Kremlin. Al final, la información resulta ser parte de la guerra que enfrenta Rusia contra Ucrania. Mientras tanto, en forma paralela, el Estado Islámico se adjudica la autoría del atentado.
Los investigadores rusos revelan que los atacantes no solamente dispararon contra los asistentes en el teatro sino también arrojaron líquido inflamable que produjo el incendio del local. Centenares de personas forman fila en los centros sanitarios para donar sangre a favor de los heridos rescatados.