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sábado, 23 de noviembre de 2024
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Abdo denigra la investidura presidencial

En medio del manejo turbio del sistema penitenciario, Abdo Benítez decide viajar a España. Con el agregado que deja el mando de la República a la persona que sugirió que renuncie como segundo del Ejecutivo. Éstos dos hechos, en días seguidos, indican que no sabe, no le importa, o ni entiende lo que pasa y dice. Pues parte a Europa en medio de la anarquía en las cárceles y confía el máximo cargo del país a quien aconsejó abandonar la Vicepresidencia.


La investidura de la Presidencia de la República merece todo respeto. Sin embargo, es difícil dejar de observar la descortesía que le brinda la misma persona que lidera la institución. Preocupa el menoscabo que ella hoy soporta y el despreocupado ejercicio de poder que emana desde ahí, perjudicando a la ciudadanía. Hoy, su inquilino, la desprestigia.


Para no ir lejos, citamos lo que pasó en menos de una semana. El féretro de un alto miembro del Ejército del Pueblo Paraguayo estuvo recorriendo la ciudad, en complicidad con funcionarios del gobierno. Luego se conoció un video que mostraba a otra persona vinculada al EPP arengando en una prisión de mujeres, donde está recluida. Acto seguido Oscar Denis y Félix Urbieta, ambos secuestrados, y sus respectivas familias, son sometidos a un manoseo por la misma inoperancia y torpeza de la gente que responde a Marito.

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Como si no nada de eso pasara, posteriormente Abdo Benítez toma el avión y va a España para cumplir con su agenda. Si estaba concentrado en el país, si le preocupaba lo que está sucediendo y estaba en cuerpo y alma ocupado por la suerte de la República, era sensato que debía suspender su vuelo. Encima deja su puesto al vicepresidente, a quien recomendó que abandonará el cargo. Quien denigra la investidura de la Presidencia de la República, por su falta de compromiso, concentración, amor propio y hasta autoestima, es el propio Abdo Benítez.


Podemos seguir el relato diciendo que en el escándalo también está involucrado su propio representante en el Consejo de la Magistratura. Hablamos de Edgar Olmedo, quien renunció al cargo de ministro de Justicia por pedido presidencial para buscar asegurar la Fiscalía General de la República. Éste y el nuevísimo ministro de Justicia, Daniel Benítez, fueron embarrados ante la denuncia de la ex coordinadora de Establecimiento de Mujeres, por el caso Denis y Urbieta.


En fin, todo está muy turbio. Muy desordenado. No es el momento para que un líder, un verdadero líder, abandone el escenario nacional. El Presidente está obligado a disipar todo lo confuso. Un mandatario preocupado por su país no puede permitir que siga la turbulencia. Sin embargo, Abdo Benítez no aclara, no rinde cuentas, ni toma medidas. El decidió huir dejando el ambiente alborotado, y encima deja la Presidencia a quien dice que debe renunciar a la Vicepresidencia.