Coordinación regional contra el crimen

La reciente declaración del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, señalando que los principales actores del narcotráfico no están en su país, sino en Colombia, Bolivia, Paraguay y Europa, ha generado un revuelo diplomático en la región. Sin embargo, más allá de las disputas retóricas, esta afirmación resalta la necesidad urgente de una respuesta coordinada ante el creciente flagelo del narcotráfico en el Cono Sur.

Paraguay, en particular, ha sentido los embates del narcotráfico con mayor intensidad en los últimos tiempos. El aumento de crímenes relacionados con el tráfico de drogas, los casos de sicariatos y la formación de grupos criminales locales son solo algunas manifestaciones de este fenómeno que también afecta a los demás países del Mercosur.

La hidrovía se ha convertido en una ruta clave para el tráfico de drogas, evidenciando la existencia de una red internacional de crimen organizado que opera con impunidad en varios países de la región. Es imperativo reconocer que el narcotráfico no reconoce fronteras y que su combate requiere de una estrategia integral y coordinada entre los países afectados.

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La captura y posterior extradición de dos capos vinculados al narcotráfico internacional que se refugiaban en Bolivia, el mexicano Héctor Gueta y el brasileño Lourival Máximo da Fonseca, son pasos importantes en la lucha contra este flagelo. Sin embargo, estos episodios también ponen de manifiesto la necesidad de fortalecer la cooperación regional en materia de seguridad y combate al crimen trasnacional.

Es alentador ver cómo las autoridades de Bolivia han actuado en la detención y extradición de estos criminales, pero también es importante reconocer que el narcotráfico es un problema que requiere de un esfuerzo conjunto y sostenido por parte de todos los países afectados.

Es hora de dejar de lado las disputas políticas y trabajar en la construcción de una política regional integral de combate al narcotráfico. Esto implica compartir información, fortalecer las capacidades de las fuerzas de seguridad, mejorar los mecanismos de control fronterizo y promover la cooperación judicial entre los países del Mercosur.

La experiencia internacional nos ha enseñado que los poderosos del narcotráfico son capaces de infiltrar instituciones estatales y socavar la democracia si no se les enfrenta con determinación y unidad. Por ello, es fundamental que los países del Cono Sur actúen en forma conjunta y coordinada para combatir este mal que amenaza la paz y la seguridad de toda la región.

Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil y Argentina, como miembros del Mercosur, tienen la responsabilidad de liderar este esfuerzo conjunto y demostrar que la cooperación regional es la clave para enfrentar los desafíos del siglo XXI. El tiempo de las declaraciones vacías ha pasado; es hora de pasar a la acción y trabajar juntos en la construcción de un futuro más seguro para todos los ciudadanos del Cono Sur.