El club General Genes, que llegó a militar en la primera división de la APF en dos temporadas (1953 y 1956) es una de las entidades que más anecdóticos episodios ha vivido, con resonancia internacional incluso, como el caso del recien descendido Resistencia Sport Club, que respetó un frondoso lapacho al construir una gradería de su estadio y no solo lo dejó incrustado en medio de ella, sino que incluso es el único club en el mundo que tiene como socio a un árbol.
General Genes a falta de uno tiene dos episodios pintorescos. Esta institución enclavada en el corazón de Villa Morra, ya no juega oficialmente en el futbol en APF (se mantiene como entidad deportiva en otras actividades) en plena disputa de un juego de la temporada 1957 de ascenso, fue escenario de un pelotazo, un despeje del defensor Roberto Gabriel Trigo, que acertó a una avioneta que surcaba el cielo a baja altura. El aparato sufrió inmediato desperfecto y cayó sin consecuencias fisicas para el piloto en un patio baldío del vecindario.
El otro episodio anecdótico es el que recordamos a propósito de ser hoy, el cumpleaños 70 de quien fue un gran triunfador del futbol y que no pudo iniciar su carrera con la casaca celeste por una desafortunada elección de un responsable de los fichajes en el club, que lo dejó de lado por su aspecto delgado y según su óptica hasta frágil y por no haber llevado una fotografía para que se la pueda colocar en la documentación correspondiente.
El protagonista de la historia es Carlos Diarte, bien apodado luego como el «Lobo» por su voracidad en el ataque primero de Olimpia, luego del Zaragoza de España con el que fue subcampeón de Liga, jugando tambien en Valencia, Salamanca y Betis en la Madre Patria y Saint Ettienne de Francia, cerrando su carrera nuevamente en el club que lo supo acoger y proyectar, el Olimpia de su corazón en 1987.
Integró en la entidad aragonesa el equipo de los «zaraguayos» junto a otros tres compatriotas: Felipe Santiago Ocampos, fallecido justamente el 18 del corriente mes de enero a los 78 años, Adolfo Soto y Saturnino Arrua. A proósito de Ocampos, el club Real Zaragoza le tributó un gran homenaje póstumo y el prestigioso diario deportivo «As» tituló la noticia de su deceso indicando: «Fallece Felipe Ocampos, el más bravo entre los bravos» resaltando los 42 goles anotados en 130 partidos con la casaca de Zaragoza.
Fue asimismo figura en el combinado mayor de la APF y capitán del seleccionado juvenil, campeón del sudamericano juvenil de 1971. Falleció en el año 2011.
La anécdota impagable es como llegó a Olimpia. Viviendo en Villa Morra, se presentó para practicar en General Genes, la institución de su barrio. Al mismo tiempo lo hizo el destacado colega periodista, Blas Antonio Serafini. El encargado de las fichas del club cuando los dos se presentaron al mismo tiempo para fichar, les dijo: «Lamentablemente solo tengo una tarjeta». Ahi se adelantó Blas exclamando: «Yo traje mi foto si quiere» mientras Diarte bajó la cabeza y confesó «yo no traje foto». Aliviado el encargado del club resolvió así la cuestión: «Dame la foto y te ficho». Diarte dejó para siempre el club del barrio y se fue a Para Uno donde ese mismo tras verlo practicar lo ficharon.
Blas nunca llegó a ser una estrella del futbol, pero por la visión de su padre se constituyó en un referente importante del periodismo deportivo. El preocupado progenitor se fue un dia a la redacción de ABC y pidió hablar con el jefe, acompañado por su hijo. El buen maetro Julio del Puerto le concedió su pedido: «Este chico no sirve como futbolista, tampoco quiere estudiar. Le dejo en sus manos a ver si por aunque sea se convierta en periodista».