La expresión «a la bartola» utilizamos en nuestro léxico diario para referirnos a algo que está mal hecho, que es informal y carece de toda seriedad. Muchas cosas se han hecho «a la bartola» en nuestro país y redundaron en caóticas experiencias que causaron un enorme daño a la ciudadanía, beneficiaron a unos pocos y casi siempre hubo un manto de impunidad, especialmente cuando proviene de la clase política.
Pero muy pocas veces se nos impuso algo tan viciado en su origen mismo como el Estacionamiento Tarifado de la ciudad de Asunción, explotado por el consorcio Parxin y que comenzará su puesta en marcha de manera oficial a partir del martes 2 de enero del año 2024, es decir, en contados días.
Es que desde sus inicios, la concesión a esta misteriosa empresa tuvo más dudas que certezas, empezando por el leonino contrato que le otorga el 65% de lo recaudado.
Un grupo de ciudadanos cuya cara visible fue el arquitecto Ricardo Meyer impulsó en el mes de abril del 2023 una iniciativa popular – herramienta validada por el propio Tribunal Superior de Justicia Electoral -que logró más de 9.000 firmas y cuyo tratamiento fue ignorado olímpicamente por la Junta Municipal.
Vaya a saber cuáles son los intereses en juego en este tema, pero por la manera en que se está llevando a cabo nos retrotrae a los fallidos parquímetros del CEA, que tuvieron un paso con más penas que glorias en la Asunción de la década de los noventa. Incluso -apelando a la memoria-, en ese entonces se llevó una campaña comunicacional más o menos decente, todo lo contrario a lo que ocurre hoy en día, cuando la ciudadanía está absolutamente desinformada sobre el sistema y su aplicación y va a tener que aprender «sobre el pucho».
Ya lo advertimos en un editorial anterior: La paciencia de la gente es poca y la administración del intendente Óscar Rodríguez no debería jugar con ella. El costo político podría ser peor de lo que se imaginan.