Felipe Santiago Acosta Riveros, alias «Macho», es considerado uno de los criminales más buscados por el Departamento de Control de Crimen Organizado (DCCO).
Acosta Riveros, paraguayo de 40 años, es oriundo de Tavapy, departamento de Alto Paraná. Su zona de operación es Canindeyú, y recientemente reapareció en la jurisdicción de Guairá con un oscuro incidente con la policía en el distrito de Independencia.
Durante mucho tiempo, su base de operación fue Corpus Christi (Canindeyú), un punto estratégico en el negocio del narcotráfico. Acosta Riveros logró establecer su imperio en la zona y cuenta con un ejército de sicarios que ha llegado a someter y humillar en varias ocasiones a dotaciones de la policía local.
Se le atribuye la financiación de extensas plantaciones de marihuana, así como la facilitación de aterrizajes de avionetas cargadas de cocaína. «Macho» tendría también a su servicio a indígenas de la zona, encargados de cuidar los cultivos de marihuana.
En febrero de este año, tres policías de la Unidad de Investigación Sensible (SIU) habían sido capturados por indígenas mientras marcaban las coordenadas de las plantaciones supuestamente relacionadas «Macho».
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La historia criminal de Acosta Riveros tiene un capítulo previo que acentúa su perfil esquivo. En 2005, fue detenido tras revelar el paradero del cuerpo de su patrón, el colono japonés Hiroyuki Arai, enterrado en el establecimiento de Tavapy. Condenado a 25 años, fue recluido en la penitenciaría regional de Ciudad del Este.
El 19 de mayo de 2011, Acosta Riveros escapó de la custodia policial cuando lo trasladaron a un hospital.
Su segundo arresto se materializó en 2015, en Salto del Guairá, y fue recluido nuevamente en la penitenciaría regional de San Pedro de Ycuamandyyú.
El 17 de marzo de 2016, la historia se repitió cuando obtuvo un permiso para recibir atención médica y aprovechó la oportunidad para escapar.
En septiembre pasado, se registró un incidente con la policía en la zona de Britez Cue, distrito de Yby Pytä, donde supuestamente un grupo de policías que estaba realizando un control divisaron un vehículo denunciado como robado. Realizaron un procedimiento normal, pero rápidamente fueron rodeados por unas 50 personas fuertemente armadas, lideradas por Riveros. Los policías quedaron a merced de los delincuentes, quienes ordenaron que se tiraran al suelo con disparos de intimidación ordenados por «Macho». Una de las balas hirió a un efectivo.
Tras este suceso, fue destituido el comisario Reinaldo Delgado, jefe del departamento de Investigaciones, además del comisario Víctor Tandil, entonces director de Policía del departamento de Canindeyú. Los policías minimizaron el hecho y remitieron un informe que no coincidía con el relato de los seis uniformados involucrados en el encuentro con el ejército de sicarios de “Macho”.
La última aparición en el escenario de «Macho» fue en noviembre pasado, cuando un nuevo confuso incidente con la policía involucró a un grupo tipo comando liderado por Riveros Acosta, que «rescató» una camioneta retenida por agentes de Automotores y los amenazó de muerte.
Todos estos antecedentes convirtieron a Acosta Riveros, en el criminal más buscado por la policía, que una vez más logró eludir a las autoridades durante la incursión de esta mañana.