En el plebiscito constitucional que se votó el domingo en Chile, que buscaba imponer una nueva constitución a la que ya existe desde la era del dictador Pinochet, ganó el rechazo al superar a quienes estaban a favor por un 55,75% contra 44,25% de los votos escrutados al alcanzar el 98,61% de las intensiones.
Automáticamente al contarse el último voto, pasó nuevamente a regir la constitución anterior, siendo este un gran fracaso en las intensiones que primeramente impulsó el sector oficialista encabezado por el presidente Gabriel Boric, quien desde que entró al poder en el país trasandino, buscó cambiar la Carta Magna chilena que, claramente tiene un tinte más conservador, con un proceso constituyente que ya fracasó en una oportunidad.
Un total de 15 millones de chilenos estaban habilitados para votar por el SI o por el NO en estas elecciones de consulta. Es el segundo rechazo a la constitución que rige desde 1973, que fue reformada varias veces en la época democrática de ese país.
El propio presidente Gabriel Boric, aceptó la imposición del pueblo y prometió no impulsar más un tercer proceso constituyente. Este último bosquejo que fue rechazado, tenía un aire más a derecha, aunque entre otros artículos, limitaba el rol del Estado en la economía de mercado y podía dar pie a revisar el derecho al aborto en sus tres causales (violación, inviabilidad del feto y riesgo para la madre).
La votación de este domingo se realizó sin mayores inconvenientes, pero se notó que tenía las mismas ganas con la que se inició el proceso hace cuatro años, por el hartazgo de la población frente a dos procesos en que la clase política no pudo ponerse de acuerdo en un texto que generara mayoría.
