Paraguay está en medio de la rivalidad entre dos enormes poderes. Antes el país debía tener juego de cintura para convivir dentro la competencia entre Brasil y Argentina. La globalización coloca actualmente a la nación como el queso de sándwich en esa pugna que hay, por ésta parte de la región, entre Estados Unidos y China. En esa disputa por el control de una zona estratégica por cuestiones geopolíticas, también está el interés por los recursos naturales, que serán imposible proteger con gobiernos siervo como el que representa Abdo Benítez.
Ahora que Argentina está posicionada con China, la nación guaraní quedó como foco de mayor atención de los Estados Unidos. Washington no oculta su preocupación por la avanzada de Pekín en una región sensible para la política exterior norteamericana. Ya dependerá de quién gane entre Bolsonaro o Lula para que una de las potencias sume una adhesión más a favor en el contexto Cono Sur.
Casi con la llegada de la pandemia, China hizo más visible su presencia en esta parte del continente. Una zona, anteriormente, controlada casi sin competencias por los Estados Unidos. La puerta de ingreso de los chinos fueron los gobiernos kirchneristas y hoy volvieron de brazo de Alberto Fernández, consolidando así su lazo con Argentina. De cierta moderación, los chinos pasaron a una actitud de mayor exposición en la expansión de su poder internacional. Es casi como un desafío nacionalista el argumento que esgrimen para justificarse internamente ante su gente y una postura imperialista para el mundo externo.
Si antes el juego de cintura se debía hacer para convivir entre Brasil y Argentina, hoy es entre Estados Unidos y China. A la izquierda latinoamericana le cae mejor China, por su declarada posición contra la nación del Norte. A Paraguay le debe interesar Paraguay, no la pelea ideológica. Sin embargo, para eso no debe continuar agendas como la de Marito, capaz de negociar hasta el ser nacional con tal de respirar luego de dejar el poder, por lo cual no tendría límites, pudiendo permitir, incluso, la caída de su propio partido, de acuerdo a comentarios y denuncias que obran en su contra.
Xi Jinping concentra su atención en América Latina en general y en particular tiene como objetivo el Cono Sur. En contrapartida, llamativamente, para lo que representa EE.UU, Joe Biden, vive en un mundo confuso y hasta parecería, al no tener clara la película, camina a tientas para beneficio de la izquierda, privilegiando asimismo, en demasía, una desordenada agenda globalista.
Hay que decir que los aliados naturales del Paraguay fueron los norteamericanos. Aunque hoy lo que importa es la ganancia que reportaría algún socio estratégico internacional, siendo la base el respeto a la autonomía política y jurídica. Además, el país debe ser celoso de los recursos naturales, que importa igualmente a las potencias. Sólo un Gobierno patriota sabrá proteger lo nacional. El actual mandatario tiene un ADN proclive a la sumisión, y por ende a ceder por cualquier regalía. Definitivamente, ya nada se puede hacer con él. Por eso, dejamos la responsabilidad de cuidar de Paraguay, de toda amenaza externa, al nuevo Gobierno que asumirá en el 2023.
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