El segundo día del novenario de la Virgen de Caacupé fue marcado por la prédica del administrador apostólico de la diócesis de Villarrica, el presbítero Blas Arévalos. Bajo el tema central de la Eucaristía, el religioso destacó la importancia de vivir en valores cristianos como el amor y la justicia. Además, hizo hincapié en la necesidad de sinceridad y empatía hacia los pueblos indígenas de nuestro país. En su sermón, abordó la realidad de una sociedad mayoritariamente cristiana y reflexionó sobre la falta de coherencia en la práctica religiosa.
La celebración del segundo día del novenario de la Virgen de Caacupé, presidido por monseñor Ricardo Valenzuela, tuvo hoy la prédica del administrador apostólico de la diócesis de Villarrica, el presbítero Blas Arévalos, bajo el punto central que se trató de la Eucaristía. Además recordó ir siempre con la verdad y la empatía con los pueblos originarios.
Desde la diócesis de Villarrica del Espíritu Santo, el presbítero recordó el significado del diálogo, una relación sincera, tranquilo y confiado a través de la palabra. Es decir que La Eucaristía es la oración más importante de la iglesia”
“La Eucarístía nos debe impulsar a vivir en los valores cristianos, el amor, la justicia, la verdad. Es muy fácil mentir y vivimos en mentiras, nos comprometemos y no hacemos y nos mentimos todos”, dijo el religioso.
Analizando los asuntos nacionales, en su sermón, recordó que vivimos en una sociedad que se cree 90% cristianos, pero hay muchos que no realizan la eucaristía. Ahí luego se generan violencias, asaltos, de eso ya no tenemos vergüenza, aparte que el país es chico y seguramente no es difícil controlarla.
“Con decir que con GPS podemos controlar desde nuestras casas lo que ocurre fuera, pero por dentro no nosotros no nos controlamos a nosotros mismos, ¿cómo eso se nos va a escapar?”, se preguntó.
En otra parte, recordó el trato a los indígenas diciendo que en América Latina, generalmente se califica a los pueblos originarios como “los más pobres entre los pobres”, pero en nuestro país se los trata bien y algunos casos muy mal. Algunos creen que eso está bien, sobre esto nos tenemos que poner de acuerdo para ayudar a estos nuestros hermanos paraguayos, de modo a que lleven una vida digna.
El sufrimiento que pasan los indígenas en nuestro país, lo siente nuestro señor Jesús en su corazón, dijo al final de la larga interpretación que tuvo sobre el significado de la Eucaristía.