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viernes, 22 de noviembre de 2024
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HABÍA UNA VEZ (IV): Big Boys Serenaders, por siempre

Óscar Martínez Pérez

Este grupo musical arranca en los 50 de la mano de THIDE SMITH, su director y pianista, para ser la formación musical obligada de las fiestas más importantes de la época. El sello de distinción de un evento bailable, lo ponía la BIG BOYS SERENADERS. La inconfundible voz de Nery Bedoya daba el timbre adecuado para el realce del grupo musical que en sus inicios estaba conformado por otros músicos como Hernán (Chongo) Báez Recalde en guitarra eléctrica, Milciades “Pequeco” Cabrera en clarinete (que sería el instrumento característico de los Big Boys, su sonido acompañaría al grupo hasta el último), Gumercindo “Piteca” Rojas en acordeón a piano, Carlos Baez Renfeld en bajo eléctrico, Hiroito Villasboa en batería. Luego fueron uniéndose Benjamín Benza (piano), Hernan “Palon” Baez Recalde (clarinete), Kike Kronaweter (Batería), Kuko Nuñez (acordeón), Hugo Loncharich (Bajo), Carlos S. “Tortuga” Bedoya (canto), Jean Landó (contrabajo) y los compositores Antonio Medina Boselli y Eduardo Speciale. También Angel Fanego, el histórico baterista de los Jokers, en sus comienzos pasó por los Big Boys Serenaders.


Era la época en la que se bailaba apretado, cuando la mama estaba distraída; en la que había que animarse a pedir a la chica que nos concediera el baile, a riesgo de que lo rechazara; las fiestas de colegio que eran los usuarios más asiduos de la Big Boys Serenaders, tenían un bullicio controlado por el director o directora del colegio que se paseaba con atención por el borde de la pista. El momento cumbre llegaba cuando sonaban los primeros acordes de “BANCO DE COLEGIO” y es cuando la gente se volcaba a la pista para bailar. Otros temas conocidos eran “SUSY”, “EMBRUJO DE AMOR”, “MEDIANOCHE”, “ESCUCHAME” . Era un grupo musical incomparable; era un deleite cuando sonaban aquellos “cuatritos” (swing) como “TE PARA DOS”, “TRES MONEDAS EN LA FUENTE” aquellos boleros inolvidables como “Sabor a mi” “La barca”, aquellas bossa nova que fueron el boom y quedaron por siempre en el gusto del mundo. La Big Boys era una orquesta obligada en las recepciones, fiestas de casamiento, cumpleaños de quince, fiestas estudiantiles de aquellas que no se olvidan.

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Sin estridencias, con arreglos vocales y delicadas melodías en clarinete y acordeón a piano, supieron incorporar instrumentos electrónicos que renovaron el gusto popular, ya que las grandes orquestas como la CASABLANCA JAZZ del Mtro. CARLOS VILLAGRA y los DADOS BLANCOS, entre otras, copaban las grandes fiestas como las del Club de Regatas El Mbiguá y el Deportivo Sajonia, llenando de sonidos de
saxos, trompetas y trombones con arreglos musicales leídos en las partituras que cada músico debía interpretar. Estas partituras generalmente se adquirían en una casa de música como VILADESAU que atendía estas necesidades artísticas. Los Big Boys Serenaders ofrecieron un sonido característico que perdura en el recuerdo de todos aquellos que los disfrutamos. Su identidad musical era muy
característica, al punto que al primer acorde de una música ya se sabía de qué orquesta se trataba. El acompañamiento y eventualmente la melodía ejecutada por Benjamín Benza, en el piano electrónico que le daba el aire característico a todas las interpretaciones del grupo.


La selección de polcas más conocida fue grabada en el sello “DISCOS GUARANIA” del inolvidable Coco Urdapilleta, que tenía el estudio más frecuentado por los músicos paraguayos, ahí justo al lado de Radio Ñandutí, sobre la calle Antequera. La inmortal “NE RENDAPE AJU” que se sigue difundiendo hasta hoy día en las emisoras de todo el país. La presencia de la orquesta resaltaba por su riguroso vestuario, generalmente smoking o traje y corbata. El “twist” un ritmo que hacía furor en los 60 y 70 también formaba parte importante del repertorio de los Big Boys Serenaders. Allá por 1966 el conjunto se disuelve ya que la universidad había atraído a la mayoría de sus integrantes que culminaron, por ese año, sus carreras y se aprestaban a ejercerlas profesionalmente. Actúan por última vez en el Yatch y Golf Club en una cena benéfica del Hogar Infantil CARLOTA PALMEROLA. Con ellos se cierra un ciclo muy peculiar de la bohemia asuncena, para dar paso a otra etapa, no menos interesante, con las orquestas de jóvenes que siguieron los pasos de la BIG BOYS SERENADERS, pero ya con otros estilos y maneras de encarar la música. Pero los BIG BOYS SERENADERS seguirán siendo por siempre los músicos paraguayos que hicieron felices a los jóvenes y los no tanto, durante poco más de una década. Un emocionado recuerdo de esta agrupación musical bailable que nos deleitó durante una breve pero intensa época en la historia de las orquestas de baile en nuestro país.