La Policía Federal de Brasil llevó a cabo la Operación Trapiche con el objetivo de detener actos preparatorios de terrorismo y obtener pruebas de posibles reclutamientos de brasileños para la práctica de actos extremistas en el país.
Los agentes federales ejecutaron dos órdenes de detención temporal y 11 órdenes de registro y decomiso, emitidas por la Subsección Judicial de Belo Horizonte, en los estados de Minas Gerais, São Paulo y en el Distrito Federal.
Según informaciones obtenidas por el diario O Globo, los sospechosos habrían sido financiados y reclutados por el grupo terrorista libanés Hezbollah y planeaban llevar a cabo atentados contra edificios de la comunidad judía en Brasil, incluyendo sinagogas.
Los dos detenidos son brasileños, y hay otros dos objetivos de las solicitudes de detención que se encuentran en El Líbano. Uno de los detenidos fue arrestado en el aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo, a su llegada de un viaje al Líbano. La Policía Federal cree que ya había llegado con información para perpetrar los atentados. El otro fue detenido en São Paulo.
La Operación Trapiche busca desbaratar actos de terrorismo y obtener pruebas del posible reclutamiento de brasileños para llevar a cabo actos extremistas en el país.
Los delitos por los que deberán responder los reclutadores y reclutados incluyen la formación o adhesión a organización terrorista y la realización de actos preparatorios de terrorismo. Las penas máximas por estos delitos, si se suman, alcanzan los 15 años y 6 meses de prisión.
Esta operación antiterrorista ocurre un mes después de que la comandante del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, emitiera una alerta sobre las «intenciones malignas» de Hezbollah e Irán en Brasil y la posibilidad de atentados tanto de células durmientes como de lobos solitarios.
Se cree que Brasil podría ser utilizado como una posible plataforma logística para atentados en otros países de América Latina o Estados Unidos y para la financiación del terrorismo.