SÁHARA MARROQUÍ (VIII)
IGNACIO MARTINEZ
Camino a El Aaiú, capital del Sáhara marroquí, nos encontramos con todo un parque eólico. Esto no sólo abastece de energía a ciudades de Marruecos sino que ya es del tipo de exportación. En el desierto no cuentan con represas como Itaipu, Yacyretá y Corpus (Hidroeléctricas como las que tenemos en Paraguay), pero gracias a una decidida visión y gestión como política de Estado llenan de luces sus poblaciones con la energía cinética del aire.
En las zonas desérticas, el Reino produce energía eólica sacando así provecho del viento. Es decir, consiguen la energía cinética de las masas de aire para convertirlas en energía mecánica y ésta en electricidad. También el sol es responsable de la generación de energía eólica. La política de Estado sería algo asi, «ante cada dificultad, una solución». En otras palabras, no hay obstáculos para el desarrollo.
En nuestro paso dentro del Raid Tanja Lagouira vimos la energía que obtienen mediante el uso de aerogeneradores que mueven una turbina transformando la energía cinética del viento en mecánica y después en energía eléctrica. Ya movido por la curiosida pude leer que el Consejo Mundial de Energía Eólica (GWEC) destacó en un informe que el Reino tiene “ofertas eólicas marinas flotantes de gran potencia” que pueden ser de gran utilidad a la hora de reducir la dependencia de los combustibles fósiles: petróleo, gas, carbón, y alcanzar el objetivo de Net Zero para 2050.
Lo destacable es que en Marruecos no hay trabas, no existe el pero …., para el desarrollo y las obras públicas a favor de la población. Puede sonar exagerado éste escrito, pero no lo es. Por ejemplo, las carreteras, de doble vía, por carriles diferentes, se hacen abriendo hasta cerros o van entre cerros. Incluso abren caminos para beneficio de los pobladores que viven en los altos cerros. Y, en el caso de la producción de energía eólica existe, además, un compromiso del Gobierno marroquí hacia la vigencia de la energía verde.
Ya camino a Dakhla, objetivo final de nuestro rally, quedamos a descansar la noche en El Aaiún, capital de Sáhara Occidental. Allí, recorrimos sus calles y plazas, todas iluminadas. Había una multitud que produjo basura alguna. O sea, además de una política de Estado en pro del crecimiento, Marruecos tiene una ciudadanía educada y respetuosa de la vida social dentro de una limpieza para cuidar el ecosistema.
En síntesis, hay sinergia entre una política de Estado que se practica con infraestructuras de servicios y un comportamiento ciudadano que entiende que debe poner su parte para el desarrollo como Nación y así mejorar la convivencia humana.