Roma (agencias). El recordado “Papa de la sonrisa”, como también fue conocido Juan Pablo I, aquel sumo pontífice quien estuvo a cargo de la iglesia Católica por tan sólo 33 días, alcanzó el paso previo a la santidad con su beatificación este domingo en el Vaticano. Francisco reconoció un milagro suyo a una niña argentina, lo que le valió la beatificación.
El Santo Padre argentino, otorgó la beatificación de Albino Luciani, este domingo 4 de setiembre en la Plaza de San Pedro. Juan Pablo I, el mismo quien falleció 33 días posteriores a un cónclave realizado en 1978 para suceder a Pablo VI.
En coincidencia con el reconocimiento como “Papa de la sonrisa”, Francisco mencionó que con una sonrisa, el papa Juan Pablo logró comunicar la bondad del Señor. Qué hermosa es una Iglesia con un rostro alegre, sereno y sonriente, que nunca cierra las puertas, nunca endurece los corazones, nunca se queja ni alberga resentimiento, no se enfada ni se impacienta, no tiene una mirada adusta ni sufre nostalgia del pasado, dijo Jorge Bergoglio.
Su camino a la santidad inició cuando Juan Pablo II, su sucesor, en el año 2003 lo haya declarado Siervo de Dios, posteriormente, el mismo Francisco lo declaro Venerable en 2017. Como milagro requerido para ser beato, a Juan Pablo I le atribuyen la curación extraordinaria de una niña argentina de once años que padecía una forma grave de encefalopatía, término que se utiliza para describir una degeneración cerebral generalmente provocada por traumatismos craneales reiterados.
Para llegar a ser santo, se requiere de un último milagro comprobado y que haya sido atribuido al mismo.
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