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viernes, 22 de noviembre de 2024
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La guerra afecta a todos

Es evidente que cualquier conflicto armado impacta a la humanidad en su totalidad. No cabe duda de que la barbarie penetra en lo más profundo del corazón de cada ser humano en el mundo. Los bombardeos, los ataques y sus letales consecuencias, que conllevan muerte y destrucción, erosionan la civilización y nos transportan a épocas más primitivas y básicas. El terrorismo y el fundamentalismo son enemigos de la civilización y representan las principales fuerzas corruptoras de la civilidad.

Lo hemos estado diciendo: la guerra afecta a todos. Incluso a los países latinoamericanos, que actualmente están gestionando la evacuación de sus ciudadanos en la zona donde Israel y Hamás están librando un feroz conflicto. Existen ciudadanos latinoamericanos desaparecidos, lo que es una clara muestra de cómo las explosiones en esos distantes lugares resuenan en nuestras naciones.

La voz unificada de los países latinoamericanos es de condena a los ataques perpetrados por Hamás y de apoyo a Israel. La mayoría de los países ha adoptado una posición contraria al terrorismo de Hamás. Nuestro gobierno se ha comprometido a garantizar la seguridad de nuestros compatriotas que se encuentran en Israel. De hecho, el Canciller ya ha informado sobre la evacuación de los paraguayos que deseen abandonar la zona.

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Otros países tienen un mayor número de ciudadanos en la zona de conflicto, como México, Argentina, Brasil, Chile y Perú, entre otros. Por lo tanto, la barbarie desencadenada en la Franja de Gaza también amenaza a nuestra gente. Tal vez los gobiernos latinoamericanos deban adoptar una postura más firme al respecto, ya que hasta ahora pocos han emitido declaraciones contundentes. Es comprensible que se opte por la neutralidad para evitar interferencias y tomar partido por uno de los bandos; sin embargo, ante la presencia de ciudadanos de nuestros países atrapados en la situación, no debería haber dudas. La vida, la libertad y la seguridad de nuestros compatriotas están por encima de cualquier otra consideración.

Queramos o no, dado el contexto y la evolución de los trágicos acontecimientos, y más aún cuando afectan directamente a nuestros ciudadanos, todos estamos involucrados. La guerra causa un sufrimiento inimaginable a las personas que viven en las zonas de conflicto. Se pierden vidas, se desgarran familias y se destruyen comunidades enteras. El costo humano es incalculable, con millones de personas desplazadas, heridas o traumatizadas por la violencia. Esta guerra no hace distinciones; afecta por igual a civiles, niños, mujeres y hombres. Con frecuencia, los que menos tienen que ver con el conflicto son los más afectados. Estas son las circunstancias que también atraviesan los paraguayos que se encuentran en Israel, así como otros ciudadanos latinoamericanos.

Reconocemos y valoramos que nuestras tierras hayan estado libres de conflictos bélicos durante bastante tiempo. Sin embargo, las acciones de grupos fundamentalistas y las posturas tan antagónicas inevitablemente traen la guerra a nuestras naciones. Esperamos que nuestro país, al igual que los demás países de la región, pueda tomar medidas rápidas para salvaguardar la vida de nuestros compatriotas y de los demás ciudadanos latinoamericanos. Confiamos en que se adopten posturas más enérgicas con respecto a esta guerra que estalló muy lejos, pero que también se sufre en este continente.