La batalla de Boquerón y la victoria del ejército paraguayo, constituye un evento histórico que marcó un punto de inflexión en la Guerra del Chaco (1932-1935) y elevó la moral del soldado paraguayo y la confianza de toda la sociedad paraguaya. Esta batalla, librada entre el 9 y el 29 de septiembre de 1932, tuvo un profundo impacto en la historia y el desarrollo de Paraguay como nación.
La Guerra del Chaco tuvo sus raíces en un conflicto que se desencadenó en julio de 1932, cuando la delegación paraguaya se retiró de la conferencia en Washington, tras el ataque boliviano al Fortín Carlos Antonio López en Pitiantuta el 15 de junio de ese año.
Este acto de agresión fue el preludio de una serie de enfrentamientos que llevaron al presidente boliviano Daniel Domingo Salamanca a ordenar la captura de tres fortines paraguayos: Corrales, Toledo y Boquerón.
A pesar de la superioridad numérica y de equipamiento del ejército boliviano, el ejército paraguayo supo defenderse y finalmente retomar el control del Chaco, expulsando a los invasores. La batalla se centró en el Fortín Boquerón, que estuvo bajo asedio durante 20 días. El 29 de septiembre de 1932, los paraguayos lograron la victoria que marcó un bautismo de fuego para sus tropas.
La importancia de esta victoria radica en que fue el primer gran triunfo de las tropas paraguayas, lideradas por el entonces Teniente Coronel José Félix Estigarribia. Boquerón no solo fue la recuperación de un fortín, sino también la captura de sus ocupantes y la retirada de las fuerzas bolivianas. Esta victoria no solo impactó en el ánimo de los soldados, sino que también generó un gran entusiasmo en la sociedad paraguaya.
Para comprender plenamente la trascendencia de la Victoria de Boquerón, hablamos con el historiador paraguayo, Luis Verón, quien señaló que este episodio no solo representó la recuperación de un fortín estratégico, sino que tuvo un significado mucho más profundo. «Boquerón es importante porque levantó la moral del soldado paraguayo y de la sociedad paraguaya», destacó Verón.
«Fue también una batalla escuela donde los soldados paraguayos conocieron las hostilidades del territorio chaqueño y desarrollaron técnicas de combate para futuras confrontaciones en el marco de la Guerra del Chaco. En los combates en Boquerón se utilizó una táctica de ataque frontal que resultó en la pérdida de muchas vidas. Sin embargo, a partir de esta experiencia, Estigarribia cambió su estrategia y comenzó a utilizar tácticas de desbordamiento o envolvimiento, conocidas como «corralitos». No fue fácil, fueron 20 días de intensos combates entre bolivianos y paraguayos. Pero se tenía que lograr la victoria”, señaló.
Según el historiador militar, el General Roberto Olmedo, «Boquerón fue fundamental para todo el derrotero que llevó al triunfo en la Guerra del Chaco. El Ejército Paraguayo estaba en plena organización, y esta victoria demostró que era capaz de afrontar una guerra».
Cronología de eventos que desembocaron en la Guerra del Chaco:
- 15 de junio de 1932: Toma del Fortín Carlos Antonio López por tropas bolivianas en Pitiantuta.
- 16 de julio de 1932: Recuperación de la laguna Pitiantuta por parte de Paraguay.
- Julio de 1932: Captura de los fortines Toledo, Corrales y Boquerón por Bolivia.
- 2 de agosto de 1932: Decreto de movilización general del pueblo paraguayo.
- 24 de agosto de 1932: Creación del Primer Cuerpo de Ejército, con José Félix Estigarribia como comandante.
- 2 de septiembre de 1932: Concentración de medios en Isla Po’i (Villa Militar).
- 5 de septiembre de 1932: Orden de operaciones y marcha para recuperar Boquerón a partir del 7 de septiembre.
- 9 de septiembre de 1932: Inicio de la batalla por recuperar el Fortín Boquerón.
- 16 de septiembre de 1932: Llegada de cadetes de la Escuela Militar, participando en la batalla.
- 29 de septiembre de 1932: Confirmación de la victoria de Boquerón con la capitulación de las tropas bolivianas y el triunfo del ejército paraguayo.
La Victoria de Boquerón fue un momento crucial en la historia paraguaya que fortaleció la moral del soldado paraguayo, cambió la estrategia militar y elevó el espíritu de la sociedad paraguaya en un momento de conflicto y desafío. Esta victoria en el corazón del Chaco marcó el camino hacia el triunfo en la Guerra del Chaco y dejó una huella imborrable en la historia de Paraguay.