Luego de varias idas y vueltas, finalmente Argentina hizo una oferta a Paraguay. La propuesta se dio en un escenario atípico, ya que esta vez fue Paraguay quien propuso una «ofensiva». El retiro del excedente de la energía de Yacyretá fue, sin duda, la jugada incisiva de Paraguay y parece haber dado resultados, ya que después de un buen tiempo, Argentina propone regularizar los pagos.
Aunque el Ministro de Economía argentino se mostró esperanzado en una pronta solución del conflicto gracias a la propuesta que han realizado, parece que esto podría no ocurrir inmediatamente. Argentina estaría planteando un reajuste del precio, es decir, pagar menos por la energía excedente que Paraguay cede. Aquí es donde nuestras autoridades deberán mantener una postura firme, la cual podría prolongar la discusión.
Recordemos que el retiro de la energía ha obligado a los argentinos a adquirir energía de Brasil a un precio que resultó ser seis veces superior. Claramente, Paraguay se beneficia y lo hace en gran medida. Para que el negocio siga siendo conveniente para Argentina, pero también rentable para Paraguay, debería mantenerse la tarifa, o en su defecto, reajustarla, pero en ningún caso disminuirla.
Según medios argentinos, desde el gobierno reclaman que Paraguay «mezcló todo», ya que aseguran que el inicio de la controversia fue la hidrovía. Desde aquí pensamos diferente, ya que la reciprocidad debe entenderse como una sola. Mientras el comercio y la política produzcan beneficios para ambos países, ambos cederán en beneficio del otro.
Mientras la imposición de una medida irregular beneficie a una sola de las partes, la otra podrá ajustar las tuercas donde corresponda para restablecer el equilibrio. De hecho, el plan y estrategia de Argentina es negociar ambas cuestiones por separado, ya que así conviene a sus intereses.
Sin embargo, Paraguay debe mantenerse en entender la reciprocidad como algo indivisible. No se trata únicamente de cobros, precios o cantidades; también se trata de exigir ser tratados como iguales. Ya no hay cabida para imposiciones en estos tiempos.
Mantener la posición parecería sencillo para Paraguay. Somos acreedores, tenemos el derecho de disponer de nuestra energía y de venderla al precio que consideremos justo. Tenemos derecho al usufructo de los ríos que compartimos de manera equitativa. Tenemos ventaja en la negociación. Tal como lo han reconocido representantes del gobierno argentino, hoy tal vez estén en condiciones de sustituir la energía por gas, pero el verano se acerca y con él, la urgencia de un abastecimiento energético que solo la electricidad puede asegurar.
No se trata de responder a las ofertas de manera caprichosa, sino de ser celosos de los intereses de Paraguay. Se trata de buscar el beneficio para un país repleto de gente hastiada del manejo por parte de autoridades, tanto propias como extranjeras. Es momento de utilizar las ventajas en favor de los paraguayos.