El director de Yacyretá, Nicanor Duarte Frutos, continúa enorgulleciéndose a través de las redes sociales de las condecoraciones que recibe de instituciones que se beneficiaron con generosos aportes de la binacional. Mientras tanto, siguen surgiendo datos y documentos sobre nombramientos de acomodados y planilleros VIPs, con jugosos salarios.
Nicanor deja un verdadero «caos financiero» en Yacyretá. Sorprendentemente, no hizo el menor intento por poner en la agenda la renegociación del Anexo C, que venció hace ya nueve años. Además, permitió que Argentina redujera su pago de USD 18 millones a tan solo USD 10 millones mensuales. En reconocimiento a su gestión, el director argentino Fernando De Vido le entregó una plaqueta al terminar sus funciones en la entidad.
Detrás de cada nombramiento y promoción de funcionarios realizados en estos cinco años en Yacyretá, se tejen conexiones y favores que apuntan a Duarte Frutos y a sus colaboradores más cercanos. Uno de los casos más notorios es el de Noelia Núñez de Figueredo, coordinadora general de la Coordinación Social de la EBY. Su ascenso en la entidad fue repentino y rodeado de opacidad. Ingresada por el propio Nicanor Duarte durante su presidencia, recibió una categoría que normalmente se reserva para ingenieros y personal altamente capacitado, a pesar de no tener un historial relevante en la institución. Noelia también logró que su esposo, Carlos Figueredo, fuera nombrado abogado de la entidad, y según fuentes internas, la pareja experimentó un enriquecimiento inexplicable.
La gestión financiera bajo el liderazgo de Duarte ha dejado mucho que desear. La entidad está inmersa en un caos financiero, una realidad admitida incluso por el propio Nicanor Duarte.
Otro caso que destaca en esta red de favores es el de Minerva Analía Gamarra. Bajo la dirección de Duarte, su salario pasó de 8.000.000 de guaraníes a una sorprendente cifra de 35.706.638 guaraníes, junto con una bonificación mensual de 25.878.330 guaraníes. Minerva forma parte del grupo de empleados privilegiados que podían marcar su horario de ingreso a las 9 de la mañana, en lugar del horario oficial de las 7 de la mañana, sin tener que marcar su hora de salida. Según fuentes de la institución, «se retiraba cuando quería».
Nuestro diario también informó sobre el caso de Raúl Silva, un cuestionado funcionario involucrado en el escándalo de los tapabocas de oro y en la adjudicación irregular de tragamonedas en la Comisión Nacional de Juegos de Azar (Conajzar), siendo finalmente imputado por este último caso. A pesar de todos estos antecedentes, Duarte Frutos mantuvo a Silva en la EBY, percibiendo alrededor de 80 millones de guaraníes mensuales sin ejercer ninguna función. Silva es uno de los «planilleros VIPs».
En 2020, Duarte Frutos hizo alarde de su «buena gestión» al mostrar públicamente el supuesto despido de «planilleros», cuando en realidad incorporó a nuevos acomodados dentro de la estructura de la EBY. En 2021 realizó un simulacro de concurso externo que no pasó de ser un mecanismo de blanqueo para las casi 500 personas que introdujo en la entidad, literalmente por la ventana.
La administración de la binacional fue entregada a Duarte Frutos por Mario Abdo Benítez, debido a sus presuntas buenas relaciones con los gobiernos de izquierda en el país vecino. Sin embargo, esta decisión resultó en que Paraguay fuera ignorado por Argentina. El acuerdo Macri-Cartes nunca fue discutido y se mantuvo el statu quo, sin renegociar el Anexo C del Tratado, lo que benefició a Argentina en perjuicio de Paraguay. Además, los argentinos redujeron la transferencia de recursos a la entidad, lo que desencadenó el descalabro financiero en el que Duarte Frutos entregará la EBY.
La gestión de Duarte Frutos está ahora bajo la mira de la Contraloría General de la República para la presentación de su declaración jurada de bienes. El Ministerio Público también debe iniciar una investigación por las numerosas irregularidades registradas durante su gestión en la binacional.
