Uno de los legados de Nicanor Duarte Frutos en la EBY será el manoseo a profesionales de trayectoria y de buena foja de servicios. Éstos fueron relegados para dar lugar a sus obsecuentes y leales, quienes integraron una rosca de “nicanorista”.
Ese tema y demás hechos que ya citamos en anteriores entregas, y más otras que iremos publicando en ediciones futuras, avizoran una difícil tarea al nuevo director designado, Luis Benítez. Éste deberá ser firme con su equipo jurídico y administrativo para sanear la institución de los atornillados de oro que dejará su verborrágico antecesor.
Duarte Frutos dejará muchos funcionarios privilegiados y planilleros. Dicha realidad desafía a Benitez a diseñar y ejecutar, de manera urgente, una carrera que permita la igualdad institucional a los profesionales íntegros.
Todo el despropósito comenzó con el simulacro de concurso externo lanzado a fines del 2021. Este camuflaje no pasó de ser un mecanismo de blanqueo para las casi 500 personas que metió Nicanor, literalmente por la ventana. Éste hecho y otras acciones en detrimento de la carrera profesional son los motivos que dejan a la institución superpoblada, con funcionarios desmoralizados y desmotivados.
No es menos cierto que con la verborragia y megalomanía logró forjar cierta reputación mediática, que le permitió sobrevivir todos estos años. Mario Abdo Benítez le entregó la EBY para que lo utilice como tabla de sobreviviencia politica (basada, como siempre, en la prebenda) y a la vez como usina para generar los recursos y cupos necesarios para amigos, amiguitas y porcentajes.
Abdo Benitez le dio carta blanca y hoy Yacyretá está en un «caos financiero», a decir del mismo Nicanor. Basta con revisar las licitaciones direccionadas, compras directas, y recategorizaciones realizadas en los últimos cinco años para corroborar las denuncias que desde la misma Entidad Binacional hacen llegar al diario La Tribuna.