El PLRA se juega su futuro este domingo, 6 de agosto, en una convención donde en principio llega dividido: por un lado están los liberales oficialistas, liderado por el presidente del partido, Efraín Alegre y, por otro, los llanistas, a quienes los primeros acusan de ser cartistas (liderado por el colorado, Horacio Cartes). Los llanistas piden la salida de Efraín Alegre y éste se aferra al cargo.
Los organizadores previeron un fuerte servicio de seguridad, pero no hay garantías de que este servicio pueda impedir un conflicto, en caso de que se produzca. Hay una propuesta de unidad que busca evitar el conflicto; pero la misma se discutirá en la asamblea, porque fue presentada este fin de semana.
Entonces, primera opción es que renuncie Efraín (posición llanista); segunda opción es que se quede Efraín (posición efrainista). Si se decide solamente sobre estos, un sector se quedará con el partido y no hay pronóstico sobre qué ocurrirá con el sector que pierde, porque hasta ahora, ambos sectores parecen irreconciliables.
Como tercera opción surgió la presentación hecha por liberales independientes, entre quienes está Eduardo Nakayama, de integrar un Directorio ampliado, los actuales miembros más los senadores y diputados electos recientemente. Con este Directorio se formaría un equipo de Gabinete de Transición, que se encargará de la reforma del partido, cambio de estatutos, elecciones, etc.
Ls propuesta es que el Gabinete de Transición lleve el partido hasta las próximas internas y que los miembros de este Gabinete sean electos por consenso o por voto por el Directorio ampliado.
Lo cierto es que este viernes aún existían dos órdenes del día diferentes. Los independientes pedirán que se unifique el orden del día. Hay pronóstico reservado sobre lo que puede ocurrir en la convención. Definitivamente, el PLRA se juega su futuro. Se divide, se une o se destroza.
