Si tenía la verdad en la punta de la lengua ya hubiera cantado su versión




José Cantero Sienra sigue dando vueltas para aclarar la denuncia que pesa sobre él; de ser juez y parte como presidente del Banco Central del Paraguay. Con su firma pidió cinco días de prórroga a la Contraloría General de la República para responder sobre ese tema.

La intimación fue el pasado 4 de julio y tenía cinco días hábiles para dar su posición. El pasado 10 de julio solicitó la extensión del plazo por otros cinco días más. Si tenía la verdad en la punta de la lengua ya hubiera respondido. Su falta de claridad hizo que nunca haya dado su versión a la prensa, más que la mentira que brindó a los medios colegas abc y Última Hora.

Ahora recurre a la prórroga para evitar dar el informe sobre todos los detalles que lo involucra como juez y parte en un sumario siendo presidente del Banco Central del Paraguay. A medida que pasan los días, la situación de la rosca del Banco Central y la misma Superintendencia de Bancos van de mal en peor.

No solo la Contraloría quiere saber lo que pasa. También ya hay dos sindicatos de funcionarios que exigen que se aclare las denuncias. Es más, no son sólo la CGR y los dos gremios son los interesados, pues ya la opinión pública quiere saber lo que ocurre en ese espacio cerrado controlados por burócratas. En verdad, ya buena parte de la sociedad quiere entender sobre la dudosa gestión de Cantero Sienra, que como titular del BCP informó que en mayo pasado hubo inflación Cero y en junio llegó al colmo de afirmar que los precios en Paraguay bajaron (deflación).

La prórroga peticionada indica que el equipo del Banco Central y de la Superintendencia de Bancos está sin respuesta sólida. Así como la Contraloría dará un tiempo más, nosotros desde La Tribuna también esperamos paciente en saber detalles del momento que supieron el hecho que involucra a la firma sancionada, desde qué tiempo se inició el sumario, los jueces sumariantes y otros detalles que hacen que Cantero Sienra, Hernán Colman (SIB) y otros estén hoy agobiados en sus mismas mentiras y en el grave error de subestimar a la gente.