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lunes, 7 de abril de 2025
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Advertencia del gremio de estructuras tras colapso en Encarnación

El edificio que terminó en colapso en Encarnación la semana pasada, encendió las alertas entre los profesionales del sector estructural, abriendo un debate nacional sobre las responsabilidades compartidas entre el sector privado y los organismos municipales.

En este marco, el ingeniero Claudio Molinas, presidente de la Asociación Paraguaya de Estructuras, compartió su análisis al respecto a lo ocurrido la semana pasada en Encarnación a la 1020 AM, poniendo especial énfasis en la necesidad de controles más rigurosos desde el diseño hasta la ejecución final de las obras.

Antes del colapso en Encarnación

Molinas recordó que el edificio que culminó en colapso en Encarnación contaba inicialmente con habilitación para cinco pisos, pero fue elevado a ocho y luego a nueve sin que se hayan documentado controles técnicos exhaustivos, lo que incrementó en un 50% la carga estructural prevista. Esta modificación, según explicó, debió haber pasado por una evaluación técnica adecuada, y el hecho de que no ocurriera sugiere una grave deficiencia en los mecanismos de fiscalización existentes.

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Al observar el video del colapso, el ingeniero asumió preliminarmente un fallo en una columna, pero insistió en que en este tipo de siniestros raramente existe una única causa.

Las fallas suelen ser resultado de la acumulación de errores: desde una mala planificación hasta la ejecución deficiente de la obra. En este caso, el exceso de carga combinado con posibles debilidades en el armado del hormigón pudo haber generado la tragedia.

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Errores en la verificación técnica

Molinas señaló que desde hace cuatro años el gremio ya advertía sobre la falta de verificación técnica de los planos estructurales en las municipalidades, que actualmente se limitan a confirmar la entrega documental sin evaluar el contenido técnico.

Esta carencia responde a la escasez de profesionales y recursos dentro de las comunas. En consecuencia, la Asociación impulsó la creación de una norma paraguaya de estructuras de hormigón armado, que ya se encuentra en etapa avanzada dentro del comité técnico del Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología (INTN).

A su vez, el ingeniero propuso como alternativa inmediata la implementación del sistema de autocontrol, por el cual cada proyecto presentado para su aprobación debería incluir, además de los planos y la memoria de cálculo, un informe firmado por un revisor independiente, con costo asumido por el constructor.

Esta doble verificación actuaría como una barrera para evitar errores graves y serviría como herramienta efectiva en ausencia de fiscalización pública robusta.

Consultado sobre si los municipios deben ejercer la fiscalización directa de las obras, Molinas fue enfático al señalar que actualmente no están preparados para ello, aunque considera que deben participar del proceso como entidades rectoras. Para suplir esta debilidad, propuso que las empresas constructoras presenten, de manera obligatoria, certificados de control de calidad de materiales como el hormigón, y validaciones de etapas constructivas antes de avanzar con los siguientes niveles de la obra.

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Peligrosa creencia

Una de las advertencias más firmes del ingeniero Molinas apuntó a una peligrosa creencia que circula en algunos sectores inmobiliarios: que el coeficiente de seguridad de las estructuras permite agregar pisos sin consecuencias.

Rechazó con firmeza esta afirmación, indicando que los coeficientes existen para compensar incertidumbres en los cálculos y en la resistencia de materiales, pero de ninguna manera contemplan cargas adicionales predecibles como la adición de niveles.

Calidad de las construcciones en el país

Finalmente, al referirse a la calidad general de las construcciones en Paraguay, Molinas distinguió entre las obras públicas y privadas. Según explicó, las obras estatales suelen contar con empresas fiscalizadoras que monitorean cada etapa, lo que mejora su calidad estructural. En cambio, en el sector privado, especialmente fuera de la capital o cuando las empresas contratistas no cuentan con protocolos de control, los niveles de supervisión bajan considerablemente. Este fue uno de los factores que, en su opinión, quedó reflejado en el caso de Encarnación.

La Asociación Paraguaya de Estructuras insistió en que la seguridad estructural no puede depender únicamente de la buena voluntad del constructor o de los márgenes de error permitidos por los cálculos, y llamó a instalar un sistema de control técnico que funcione en todos los niveles del proceso constructivo, desde el proyecto inicial hasta la verificación final de la obra.

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