El ministro de Defensa, general Óscar González, confirmó que el personal militar encargado de custodiar el perímetro de la penitenciaría de Minga Guazú superó exitosamente las pruebas con polígrafo, lo que respalda la postura de que no estuvieron involucrados en la reciente fuga de reclusos.
Sin embargo, el secretario de Estado reconoció que la misión de seguridad no se cumplió, por lo que se tomarán medidas correctivas para el personal castrense.
Solicitud inmediata del uso del polígrafo
La noche de la fuga, el Ministerio de Defensa solicitó autorización al presidente de la República para enviar un equipo del Batallón de Inteligencia Militar con el fin de someter a un examen poligráfico a los 16 efectivos apostados en el lugar, compuesto por un oficial y 15 suboficiales.
Según el ministro, los resultados demostraron que ninguno de ellos estaba comprometido con los prófugos.
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Misión fallida
A pesar de esto, González admitió que no se logró impedir la evasión, lo que genera preocupación en la institución.
Explicó que la custodia del penal está organizada en distintos niveles de control, donde las patrullas de vigilancia no tienen la misma capacidad de supervisión que los puestos de observación fijos. Precisamente en ese esquema de seguridad, se identificó una debilidad que permitió a los reclusos aprovechar un momento de vulnerabilidad para escapar.
El ministro señaló que se ha comunicado con el comandante del Ejército para realizar un replanteo de las estrategias de control y reforzar el perímetro con mayor cantidad de efectivos y mejores recursos logísticos.
“Nunca es tarde para corregir”, afirmó, dejando en claro que se implementarán cambios para evitar que hechos similares se repitan.
Refuerzo de seguridad
Consultado sobre si el refuerzo de seguridad se aplicará solo en Minga Guazú o en otros centros penitenciarios del país, González confirmó que el plan de fortalecimiento abarcará otras cárceles bajo resguardo militar. Explicó que el objetivo es reemplazar patrullas móviles por puestos fijos de observación, garantizando una vigilancia permanente de 24 horas al día.
El episodio de Minga Guazú ha evidenciado fallas en el sistema de custodia penitenciaria, tanto en la estructura militar como en el trabajo de los agentes penitenciarios, quienes debían supervisar sectores que quedaron desprotegidos. Si bien la defensa de los militares se basa en la honestidad demostrada en el polígrafo, el hecho de que la fuga ocurriera sin oposición efectiva sigue generando cuestionamientos.
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