La transferencia del aeródromo municipal “Amín Ayub” a la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) marca sin lugar a dudas un importante paso para el desarrollo de Encarnación. Si bien el municipio se desprende de un activo valioso, la decisión debe entenderse como una apuesta visionaria para el desarrollo económico y turístico de la región.
Encarnación se ha consolidado como un polo turístico de referencia en el país, gracias a sus playas, costaneras y sitios históricos. Su posición estratégica la convierte en un punto clave para el comercio y la inversión. Con la promesa de la Dinac de habilitar el aeropuerto para el Mundial de Rally y de dotarlo de infraestructura para operaciones internacionales, se abre una nueva etapa en su crecimiento.
El compromiso de la Dinac es claro: inversiones inmediatas para garantizar la operatividad del aeropuerto en los próximos meses, con mejoras en iluminación, seguridad y plataforma de operaciones. Sin embargo, la verdadera transformación dependerá de la concreción de proyectos a largo plazo. La ciudad necesita un aeropuerto que no solo sirva para eventos esporádicos, sino que se convierta en una terminal de referencia para vuelos comerciales y de carga. Esto permitirá atraer nuevas rutas aéreas, facilitar la logística de exportación y fortalecer la conectividad de la región con mercados clave.
El reto está ahora en la Dinac, que debe cumplir con su compromiso de ejecutar las obras prometidas y planificar con visión de futuro. La cesión del aeródromo no debe verse como una pérdida para Encarnación, sino como una inversión en su porvenir.
El desarrollo aeronáutico puede ser el motor que impulse aún más su crecimiento económico y la posicione como un destino de referencia en la región. La ciudad ya ha despegado en muchos aspectos; ahora es momento de que su aeropuerto también lo haga.