Ayer arrancó un nuevo año lectivo en las escuelas del país, un evento que trae consigo el entusiasmo de niños, docentes y padres de familia. Más de 1.400.000 estudiantes retornaron a las aulas en instituciones oficiales, privadas y privadas subvencionadas, con la esperanza de un ciclo escolar lleno de aprendizajes y crecimiento personal.
Autoridades y asociaciones de padres trabajaron en la preparación de las infraestructuras escolares, procurando que estén en condiciones para recibir a los alumnos. Sin embargo, este año, además de los preparativos convencionales, el inicio de clases trae consigo una iniciativa que apunta a un gran impacto social: el Programa Hambre Cero en las Escuelas.
El programa, que a partir de este año alcanza a la totalidad de las instituciones educativas estatales del país, busca mejorar el rendimiento escolar a través de una alimentación adecuada. La distribución de desayuno, almuerzo y merienda escolar iniciará desde el primer día de clases, asegurando que todos los estudiantes de escuelas públicas reciban una alimentación nutritiva y balanceada, según fuentes del gobierno. El impacto de esta iniciativa es triple: social, educativo y económico.
Según, las autoridades del gobierno el programa Hambre Cero beneficiará no solo a los estudiantes, sino también a los pequeños productores locales, quienes proveerán los alimentos necesarios para sostener la iniciativa.
Históricamente, la educación en Paraguay ha sido relegada y, en muchos casos, utilizada con fines políticos en detrimento del desarrollo real del sistema educativo. La administración de Santiago Peña tiene la oportunidad de cambiar esta dinámica y convertir a la educación en una herramienta de transformación social efectiva. La comunidad educativa en su conjunto—Estado, docentes y padres—juega un rol clave en este proceso, garantizando que las políticas implementadas se traduzcan en beneficios concretos para los estudiantes y, en consecuencia, para el futuro del país.
El año escolar ha comenzado con entusiasmo y expectativas renovadas. Si la educación es la base del desarrollo, Paraguay tiene hoy una gran oportunidad de cimentar un futuro mejor para las nuevas generaciones.