Vivir en Paraguay significa estar habituado a las temperaturas altas. Pero eso no vuelve inmune a los paraguayos de los efectos de la ola de calor. Iniciamos el 2025 con temperaturas que oscilan entre los 36 y 42 °C y sensaciones térmicas que superan los 45 °C, un fenómeno que debe llamarnos la atención, para adoptar medidas y tomar acciones. Los picos de temperatura además de constituirse en un problema de salud pública, afectan también al medio ambiente, la producción agrícola y, en consecuencia, la economía nacional.

El calor extremo se ha convertido en una amenaza directa para la salud de la población. Los golpes de calor, la deshidratación y otros trastornos relacionados son cada vez más frecuentes, según advierten los especialistas. Las autoridades sanitarias han emitido recomendaciones, como mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol y usar ropa ligera.

Desde una perspectiva ambiental, el calor extremo agrava problemas crónicos como la sequía y los problemas hídricos, elementos que afectan de manera crítica la producción agrícola. En un país donde la economía sigue dependiendo en gran medida de los rendimientos del sector primario, las altas temperaturas afectan los cultivos, lo que finalmente termina impactando negativamente en los mercados.

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No hay que olvidar que, estas condiciones también alteran los ecosistemas locales, poniendo en riesgo a la flora y fauna, mientras que la irresponsabilidad ya ha provocado incendios que agravan aún más la situación.

Este fenómeno de calor extremo no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia global relacionada con el cambio climático. El aumento de las temperaturas es una realidad que no podemos ignorar, y su manejo demanda una transformación en la manera en que interactuamos con nuestro entorno.

Las instituciones del Estado deben actuar de manera proactiva y preventivas para afrontar esta realidad. Tanto las autoridades como la ciudadanía debemos asumir la responsabilidad de proteger nuestra salud y preservar nuestros recursos naturales para las futuras generaciones.