El cardenal, Adalberto Martínez, abrió el año jubilar en Tacumbu y habló de una reforma penitenciaria y de una política que respete los derechos humanos.
El prelado habló de pensar sobre formas de rehabilitación de las personas privadas de libertad, en el cual la Iglesia aporta la ayuda espiritual. Martínez indicó que la rehabilitación humana y espiritual es muy importante para combatir el crimen organizado.
Valoró la enseñanza de los oficios en las penitenciarías y dijo que esto es muy importante para los presos porque significa que ellos no están en la cárcel pasando «tiempos perdidos» sino adquiriendo conocimientos para poder trabajar en el futuro y reinsertarse en la sociedad.
En su mensaje a las personas privadas de libertad, Martínez, alentó a encaminarse hacia el camino correcto: “Dejen entrar a Ñandejara (Dios en guaraní) en sus corazones. Sé que ustedes se apoyan en la oración para poder conectarse con el Señor, con una clave para poder acceder al Servidor de servidores, y esa clave es mborayhu (amor en guaraní), expresó.
El obispo llevó el saludo del Papa Francisco, que, desde Roma, Italia, motivó a las personas privadas de libertad a renovar el compromiso espiritual de vida; abrir los corazones, dialogar con Dios y cultivar senderos por el camino a la reinserción, con actividades de compromiso con la sociedad, renovando fuerzas y sintiendo la libertad espiritual.
El cardenal, Adalberto Martínez: decisión del Papa
El Papa Francisco decidió el mes pasado que el año 2025 sea un año jubilar, algo que ocurre cada 25 años. El Año Jubilar ofrece a los fieles las oportunidades de participar en diversos eventos en el Vaticano y en sus propias diócesis.
Comenzó con la gran tradición de abrir la Puerta Santa en el Vaticano; cuando el Papa Francisco abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro el 24 de diciembre de 2024.
Otras puertas santas se abrieron en las basílicas romanas de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros.
Para los peregrinos que no puedan viajar a Roma, se espera que los obispos de todo el mundo designen sus catedrales o un santuario católico popular como lugares especiales de oración, ofreciendo oportunidades de reconciliación, indulgencias y otros eventos destinados a fortalecer y reavivar la fe, informó la Iglesia Católica.
