Paraguay se enfrenta a un desafío significativo en su lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, una situación que amenaza la estabilidad y la seguridad del país. A medida que un nuevo gobierno se instalará en agosto, se espera que aborde estos problemas de manera decidida y eficaz. Sin embargo, basándonos en la experiencia de países latinoamericanos, sabemos que esta tarea no será fácil.
El narcotráfico ha encontrado en Paraguay un terreno fértil para su expansión. El país se ha convertido en un importante centro de producción y distribución de drogas ilícitas, como la marihuana y la cocaína y en los últimos tiempos drogas sintéticas, como la metanfetaminas.
La corrupción también juega un papel crucial en la penetración del narcotráfico y el crimen organizado en Paraguay.
Esto ha llevado a un aumento en la influencia del crimen organizado en el país, lo que a su vez ha contribuido a un incremento de la violencia y la criminalidad. La creciente presencia del crimen organizado plantea serios desafíos para el nuevo gobierno en términos de seguridad y estabilidad.
La relación entre la política y el crimen organizado es motivo de preocupación, y la corrupción persistente ha permitido que estas actividades ilícitas florezcan en el país. Esta conexión entre el narcotráfico y los nexos políticos genera una percepción de que el Estado no está tomando medidas suficientes para combatir estos problemas.
La «cocainización» de Paraguay
Otro aspecto alarmante es lo que los analistas internacionales llaman la «cocainización» de Paraguay. El país se está convirtiendo cada vez más en un centro de producción y tránsito de cocaína, lo que conlleva un incremento en la violencia y la criminalidad.
Esto quedó en evidencia con las incautaciones de grandes cargamentos de drogas procedentes de Paraguay. que se produjeron a nivel internacional.
Si bien estos desafíos son particulares de Paraguay, también se enmarcan en un contexto más amplio en América Latina. La influencia del narcotráfico y el crimen organizado en la región ha erosionado la democracia y generado efectos perjudiciales para la sociedad.
La violencia y la fragmentación social asociadas a estas actividades ilícitas han debilitado las instituciones democráticas y la confianza de los ciudadanos en ellas.
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Algunos países latinoamericanos han logrado avances significativos en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Argentina, por ejemplo, logró reducir la cantidad de drogas incautadas y los homicidios relacionados con el narcotráfico durante el período 2016-2019.
Perú y Bolivia también han obtenido resultados al disminuir la producción y los cultivos de coca mediante políticas de reducción de la oferta y desarrollo alternativo.
Los países andinos, como Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, han logrado progresos en la interdicción de drogas y la erradicación de cultivos de amapola gracias a la cooperación internacional y el desarrollo alternativo.
Sin embargo, a pesar de estos avances, el problema del narcotráfico y el crimen organizado sigue siendo uno de los mayores desafíos en la región.
Aumento de la violencia y la inseguridad
Se puede también mencionar la experiencia de México y Colombia, donde el cóctel de cárteles de la droga más corrupción tuvieron como resultado el aumento de la violencia y la inseguridad. En el caso de México, muchos expertos argumentan que la política de militarización y represión del gobierno ha tenido consecuencias desastrosas, incluyendo la muerte de miles de personas y la erosión del estado de derecho.
Por su parte Colombia sigue siendo uno de los principales productores de cocaína del mundo. Además, la política de fumigación aérea de cultivos de coca ha tenido graves consecuencias para la salud y el medio ambiente, y ha sido criticada por muchos activistas y grupos de derechos humanos en el mundo.
En el caso de Paraguay, es fundamental que el nuevo gobierno adopte medidas contundentes y efectivas para hacer frente a esta problemática.
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Para combatir el narcotráfico y el crimen organizado en Paraguay, se requiere una política integral que aborde tanto las causas como las consecuencias de estos fenómenos. La cooperación internacional desempeñará un papel fundamental, ya que el tráfico de drogas es un problema global que requiere una respuesta conjunta y coordinada entre los países.
Además, es necesario fortalecer las fuerzas de seguridad del país, proporcionándoles los recursos necesarios y mejorando su capacidad de investigación y persecución de delitos relacionados con el narcotráfico. Esto implica invertir en tecnología, capacitación y cooperación interinstitucional para desmantelar las redes de crimen organizado.
Todo esto también debe ir acompañado de una política de fuerte combate a la corrupción interna de nuestras instituciones. Paraguay puede aprender de las lecciones de otros países latinoamericanos en la lucha contra el narcotráfico.
La creciente influencia del crimen organizado, la corrupción, los nexos políticos y la «cocainización» del país requieren de una política integral y coordinada que involucre la cooperación internacional, el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad, la lucha contra la corrupción y el enfoque en el desarrollo alternativo.
El aumento de la pobreza hace también que los jóvenes sean presas fáciles de los cárteles, por lo que el enfoque de esta lucha requiere de un amplio consenso, de manera a proteger la estabilidad, la seguridad y la democracia en el país.