Está en marcha la campaña de abaratamientos de productos de la canasta básica, en algunos supermercados. Impulsada por la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu) y la Cámara de Mayoristas y Minoristas (Comampar), y con el respaldo de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), esta iniciativa llega en un momento oportuno para ayudar a las familias que aún luchan por recuperarse de los efectos económicos de la pandemia y de la inflación que ha encarecido el acceso a bienes esenciales.
El esfuerzo compartido entre el sector retail y sus proveedores nacionales en esta campaña no solo representa un ahorro directo en productos esenciales, sino que también destaca el valor de la solidaridad en tiempos difíciles. Estos descuentos se extenderán hasta el 20 de noviembre en supermercados de gran alcance nacional, así como en tiendas regionales, garantizando que los beneficios lleguen a miles de hogares en todo el país.
Sin embargo, para que esta campaña tenga un impacto duradero y se extienda a más empresas, es crucial que el gobierno reconozca y premie a las firmas que deciden comprometerse con el bienestar de las familias. Las políticas de incentivos, como reducciones impositivas o facilidades de financiamiento, podrían ser un gran aliciente para que más empresas se sumen a este tipo de iniciativas, promoviendo así una verdadera colaboración a nivel nacional.
Es reconfortante ver cómo el sector privado responde al llamado de la necesidad social con este tipo de iniciativas y cómo la colaboración entre distintos actores permite ofrecer precios más accesibles en productos que son indispensables para los hogares. Sin embargo, es también un recordatorio de que el esfuerzo debe ser compartido y de que el Estado tiene la responsabilidad de acompañar y fortalecer estos gestos solidarios, de modo que cada vez sean más las firmas que se sumen y las familias paraguayas puedan cerrar el año con un mayor bienestar económico.
En un país donde muchas familias enfrentan aún dificultades para sostener una economía doméstica estable, esta campaña nos demuestra que cuando el sector privado y el gobierno trabajan de la mano, los efectos se pueden sentir en la mesa de cada hogar.