La Tribuna tiene autoridad para hablar de Itaipú, ya que hace 50 años advertía sobre la actitud entreguista de las autoridades nacionales que comprometía el futuro de varias generaciones. Así como en 1973 adelantó una posición, hoy, en 2023, reiteramos nuestra preocupación por una nueva genuflexión.
En la rica historia de nuestro diario y en los abundantes archivos, constan las posiciones editoriales. Como ejemplo, citamos que el 28 de mayo de 1973, con el título «Itaipú y los legisladores», alertábamos a la clase política sobre la responsabilidad y seriedad con la que debía estudiarse el tema Itaipú, debido a su significado para el futuro de varias generaciones.
Lo hicimos en ese momento imbuidos de la trascendencia que tiene el Tratado de Itaipú para el futuro del país. Al igual que ayer, ahora que se menciona la renegociación del Anexo C, sumamos nuestra observación de que Brasil tiene una agenda definida para continuar desarrollando su industria a costa del uso de la energía que corresponde a Paraguay.
Por más técnico que sea el tema, en términos simples, Paraguay es dueño del 50 por ciento de la energía que produce la Binacional. Lo ideal sería que este recurso se utilice para impulsar la industria local. En todo caso, Brasil debería pagar por la energía nacional el precio que tiene en el mercado. Ya no se debe permitir que, por migajas, se renuncie a un derecho que, en definitiva, está relacionado con la soberanía.
Es crucial que la sociedad ponga su atención en lo que viene con la renegociación. Brasil, con Lula al frente, tiene clara la situación para mantener el «statu quo», y está dispuesto a destinar más recursos económicos hacia el lado paraguayo. Esto no se puede permitir, ya que significa otros 50 años más de postergación. Podemos estar prejuzgando, pero estamos opinando con honestidad, como paraguayos, sin ocultar absolutamente nada y con la única intención de que Brasil no siga aprovechándose de la República.