Hoy, Estados Unidos enfrenta una jornada electoral que acapara la atención no solo de los norteamericanos sino de todo el mundo. Como en los grandes capítulos de su historia democrática, estas elecciones centran el interés de la opinión pública por su trascendencia y complejidad. No es exagerado decir que en esta ocasión, el destino de gran parte del orden internacional depende del resultado. Los temas que se debaten —desde el conflicto entre Israel y Hamas hasta el papel de EE. UU. en la guerra de Ucrania y el fenómeno migratorio — nos afectan a todos, y a Paraguay en particular, por los profundos lazos políticos, económicos y estratégicos que nos unen con el país del norte.
La campaña electoral ha dejado una estela de polarización nunca antes vista. Joe Biden, quien alguna vez fue el rostro estable de los demócratas, tuvo que apartarse de la contienda, dejando el escenario a su vicepresidenta, Kamala Harris, quien ha inyectado un nuevo impulso entre sus simpatizantes. Sin embargo, la reaparición de Donald Trump como el candidato republicano ha añadido un nivel de incertidumbre preocupante, especialmente porque encarna una visión de política exterior que podría cambiar radicalmente la relación de Estados Unidos con el mundo.
Es difícil hablar de esta elección sin abordar el fenómeno de las redes sociales y su papel en amplificar la división de los estadounidenses. En las plataformas digitales, las posturas se han radicalizado, y los votantes parecen más distantes que nunca. Las posturas diametralmente opuestas de ambos candidatos en pugna hacen que esta elección se convierta, en una suerte de referéndum sobre la democracia misma y sobre otras cuestiones candentes en estos momentos a nivel global.
En cuanto a Paraguay, mantenemos una relación cercana con Estados Unidos que trasciende a las administraciones y los partidos. Nuestro país observa con atención, consciente de que su estabilidad política y económica también depende en parte de una Norteamérica fortalecida y comprometida con el hemisferio. La agenda compartida en temas de defensa, cooperación económica, y migración son esenciales para nuestro desarrollo. No obstante, en esta ocasión, Paraguay se prepara para lidiar con cualquiera de los escenarios. Aún en la incertidumbre, los lazos históricos y estratégicos seguirán siendo un pilar fundamental, independientemente de quién ocupe la Casa Blanca.
Estas elecciones plantean un desafío no solo para Estados Unidos, sino para el modelo de democracia occidental que ha sido inspiración y meta para muchas naciones. La democracia estadounidense, símbolo de estabilidad, enfrenta la prueba de si aún puede servir como referente en tiempos de tensión y polarización. El mundo mira hacia el norte con la esperanza de ver una democracia fortalecida, capaz de unificar sus propias divisiones internas y de proyectar un liderazgo sólido hacia el futuro.