Hacer lo mismo de siempre dará el mismo resultado de siempre. Continuar avanzando a ciegas no garantiza seguridad ni mejora alguna. Definitivamente, la transición de gobierno depende del compromiso y la plena participación, seria y responsable, tanto de quienes dejan el poder como de quienes lo asumen.
Abdo Benítez y Peña son los responsables de lo bueno y lo malo, y de todo lo que suceda desde ahora hasta agosto. El país no puede permitirse tener a un «pato rengo» en el gobierno, ni esperar hasta el 15 de agosto para que se tomen decisiones de mayor calidad en beneficio de la ciudadanía. El presidente saliente debe dejar de lado su inmadurez y colaborar con su sucesor, mientras que este último debe asumir plenamente su liderazgo para evitar que el famoso «equipo de transición» se convierta en una mera farsa, como ha sucedido cada cinco años.
La Tribuna espera que no se repita el mismo escenario de siempre: que se hable de un equipo de transición, pero que solo sea designado por el gobierno entrante para obtener algunos datos sobre la administración del país, o que simplemente sea un cliché para la prensa. Esperamos que no sea el caso de Lea Giménez y José Alberto Alderete.
Lo ideal es que la transición de poder sea liderada tanto por el presidente saliente como por el próximo presidente ejecutivo. Ambos deben formar un cogobierno en este momento. El primero no puede tomar decisiones unilaterales que luego afecten la gestión del otro. Por otro lado, Peña ya no puede seguir utilizando la excusa de «me vaciaron las arcas, no tengo nada en caja», a lo que nos hemos acostumbrado durante todos estos años.
Paraguay no puede seguir con el mismo ritual repetido. Debemos romper este círculo vicioso. Las cifras revelan un preocupante aumento de la pobreza, según la última encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras que el desempleo y el subempleo se mantienen en niveles altos. Además, el Estado arrastra un déficit fiscal desde hace años que amenaza la estabilidad económica. Estas realidades deberían obligar a Abdo y Peña a tomar en serio la transición de un gobierno a otro.
Advertimos que estamos observando atentamente lo que sucede. Por el bien de la República, no queremos que el «pato rengo» sea la tónica hasta el próximo 15 de agosto, y mucho menos que el nuevo gobierno comience al día siguiente con la queja de no tener recursos. Es hora de salir de la rutina y buscar algo diferente.