El fin de semana, los comerciantes de Encarnación sorprendieron con una creativa iniciativa denominada «Rally de Compras», diseñada para reactivar la economía local. Esta actividad ofreció a los visitantes no solo una amplia gama de ofertas en los comercios, sino también servicios especiales, como buses y opciones turísticas que invitaron a conocer los diversos atractivos del sur del país. Este esfuerzo demuestra cómo el ingenio y la organización pueden generar un impacto positivo en una ciudad fronteriza.

En marcado contraste, en el otro extremo de la región oriental, los comerciantes de Salto del Guairá, capital del departamento de Canindeyú, enfrentan una situación preocupante. Lejos de contar con el dinamismo visto en Encarnación, la ciudad ha registrado una drástica disminución en las ventas y la afluencia de turistas, lo que ha llevado a una crisis económica que afecta gravemente a su población. Los empresarios de la zona denuncian que las autoridades locales, en vez de apoyar el comercio y atraer inversiones, han actuado en sentido contrario, frustrando proyectos que podrían haber generado miles de empleos.

La situación en Salto del Guairá es preocupante. Según Víctor Stanley, vicepresidente del Consejo de Desarrollo de la ciudad, la falta de visión de las autoridades locales ha espantado las inversiones y empeorado la ya débil economía local. Uno de los casos más dramáticos fue la cancelación de una inversión de 60 millones de dólares en un centro comercial, que podría haber generado 1.500 puestos de trabajo. La población de la ciudad, que alguna vez fue de 45.000 habitantes, se ha reducido a solo 22.000, un claro reflejo del éxodo masivo en busca de mejores oportunidades.

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Mientras Encarnación explora nuevas formas de atraer visitantes y dinamizar su economía, Salto del Guairá, antaño un centro pujante de comercio fronterizo, se enfrenta a un futuro sombrío. Las calles que alguna vez estuvieron llenas de turistas brasileños ahora están vacías, y la creciente mala fama de la ciudad, por su falta de seguridad y cortesía hacia los turistas, agrava aún más la situación.

El deterioro económico y social de Salto del Guairá pone de relieve la falta de una estrategia coherente de desarrollo para las ciudades fronterizas del país. El gobierno central debe prestar especial atención a estas áreas, que no solo son clave para la economía nacional, sino que también son puntos sensibles donde a diario se reafirma la soberanía del Paraguay. La historia de Salto, despojada de su principal atractivo natural, los Saltos del Guairá, para la construcción de Itaipú, y sin una compensación en forma de otros recursos turísticos, refleja el abandono al que ha sido sometida por décadas.

La manifestación anunciada por los comerciantes de Salto del Guairá, en la que cerrarán sus negocios y ondearán banderas negras en señal de luto por la situación actual, es un grito desesperado de una ciudad que o clama por inversiones y un mínimo de interés y apoyo de sus autoridades.