Decadencia del PLRA

El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) fue sin lugar a dudas un pilar fundamental en el proceso de consolidación democrática de Paraguay. Desde su participación en la transición post-dictadura, hasta su protagonismo en momentos claves de la vida política del país, el PLRA aportó una visión crítica y una estructura que enriqueció el debate democrático. Sin embargo, los errores sucesivos de sus dirigentes, cegados por intereses personales y luchas internas, han llevado a la agrupación a un deterioro progresivo que amenaza con dejarlo irrelevante en la arena política nacional.

La convención del PLRA, programada para hoy, que debería ser un espacio para el debate y la renovación, se perfila como otro capítulo más en una historia reciente plagada de divisiones. Con un presidente, Hugo Fleitas, abiertamente en desacuerdo con la convocatoria por considerarla ilegal, y un sector que defiende su legitimidad, el escenario está listo para otra jornada de incidentes y enfrentamientos.

El movimiento Nuevo Liberalismo, liderado por Ricardo Estigarribia, apuesta a que el 70% de los asambleístas apoye una reforma estatutaria que desdoblaría las elecciones internas de las municipales. Sin embargo, la falta de consenso interno parece un presagio de más fragmentación, en lugar de la unidad y renovación que tanto necesita el partido.

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Es lamentable ver cómo los autodenominados líderes del PLRA parecen ignorar el precipicio al que están llevando a la histórica institución. Este centenario partido, que durante la dictadura fue sinónimo de una oposición defensora de la democracia y la libertad, está ahora envuelto en disputas internas que no solo desgastan su imagen, sino que debilitan la ya frágil figura de la oposición en Paraguay. Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina, pero en lugar de fortalecer su posición y articular propuestas que conecten con el electorado, los liberales parecen más enfocados en guerras intestinas que en su rol fundamental dentro de una democracia consolidada.

Paraguay necesita una oposición pensante, organizada y capaz de ofrecer críticas constructivas y una visión de país. Una democracia saludable no puede existir sin contrapesos que cuestionen, propongan y actúen como fiscalizadores del poder. La inercia del PLRA, alimentada por egos y luchas de poder, pone en riesgo no solo el futuro del partido, sino también la calidad de nuestra democracia. Si los liberales no logran reencauzar los destinos de su partido, pasarán a la historia como los responsable de la destrucción de una histórica y emblemática agrupación política.