Azul: El Renacimiento del Teatro en la Post-Pandemia

La pandemia del COVID-19 alteró profundamente el panorama artístico mundial. Mientras el mundo se enfrentaba al confinamiento, la necesidad de creatividad y escape se volvió más vital que nunca. En este contexto nació Azul, una obra de teatro que, desde su gestación hasta su estreno, es un reflejo de la resiliencia y la capacidad del arte para surgir en medio de la adversidad. Estrenada en septiembre de 2021 en Asunción, Paraguay, la obra es una creación del dramaturgo Mario González Martí, junto con Diego Mongelós y Diro Romero, bajo la dirección del brasileño Ricardo Alves Jr. Este proyecto, que fusiona elementos del teatro y el cine, es más que una obra de escenario: es un testimonio de cómo la pandemia alimentó la creatividad y la colaboración artística en tiempos de crisis.

La génesis de Azul

La idea de Azul empezó a gestarse en octubre de 2020, en plena pandemia, cuando Mario González Martí ya había desarrollado un tratamiento para la obra. Sin embargo, este tratamiento estaba «encajonado», esperando el momento adecuado para ser llevado a escena. En medio de la incertidumbre, Martí y su equipo comenzaron a experimentar con cortos realizados a distancia bajo el nombre Cortos Aislados, en colaboración con el UCM. Estos experimentos de videollamadas actuadas y dirigidas a distancia fueron un éxito, y allanaron el camino para el desarrollo de Azul.

«Yo ya tenía un tratamiento sobre la historia, con toda la historia ya desarrollada, pero claro, en forma de tratamiento más que nada… y estaba ahí encajonado, era algo que yo quería hacer, y se nos vino la pandemia.» En ese contexto, uno de los actores de Azul, Diego Mongelós, se comunicó con Diro Romero, uno de los productores de Cortos Aislados, con la idea de desarrollar una obra basada en un triángulo amoroso. Sin embargo, el formato de videollamadas había perdido relevancia, pues las restricciones comenzaban a relajarse y el teatro volvía a abrir sus puertas. Fue en ese momento que Martí desempolvó su tratamiento original de La Habitación Azul, que más tarde evolucionaría en Azul.

Unite al canal de La Tribuna en Whatsapp
Fotos cortesia: José Guillén

El Desafío de Mezclar Lenguajes

Uno de los mayores retos de Azul fue la fusión entre el lenguaje teatral y el cinematográfico. Como explica Martí: «El desafío más grande fue la convergencia de los dos códigos, tanto el cinematográfico como el teatral». Esta fusión implicaba no solo una adaptación técnica en cuanto a la puesta en escena y el equipo audiovisual, sino también un cambio en el enfoque actoral. Los actores debían aprender a alternar entre la proyección corporal y vocal requerida en el teatro, y la contención emocional necesaria para las tomas cinematográficas. Este cambio abrupto de códigos resultó ser uno de los aspectos más complejos pero enriquecedores de la obra.

«Teníamos que cambiar ese código teatral… a algo súper contenido y reducido cada vez que la cámara se colocaba frente a nosotros», comenta Martí. Esta dinámica impulsó un crecimiento presupuestario, pues la obra requería equipamiento técnico de alta calidad. Sin embargo, el proyecto fue posible gracias al apoyo de fondos municipales, que cubrían solo una parte del presupuesto, y la colaboración entre artistas, quienes alquilaron equipos y cedieron espacios a precios reducidos.

Fotos cortesia: José Guillén

Un Proceso de Creación Único

El proceso de creación de Azul se extendió durante 11 meses. A lo largo de ese tiempo, Martí y su equipo desarrollaron la obra mediante improvisaciones basadas en una escaleta inicial. «Improvisábamos y todo se quedaba registrado en video… De eso yo me iba a ver y reescribía lo que escénicamente funcionaba» relata Martí. Estas largas improvisaciones, algunas de hasta 20 minutos, fueron claves para la construcción de los personajes y la narrativa.

El director Ricardo Alves Jr., desde Brasil, seguía el proceso a distancia, revisando las grabaciones y brindando orientación. Finalmente, 30 días antes del estreno, Alves viajó a Paraguay para montar la puesta en escena. Este último tramo del proceso, aunque breve, se realizó con fluidez, ya que el equipo tenía una comprensión profunda de los personajes y sus interacciones. «Por más de que fue de un mes nomás, no fue como algo que nos resultó pesado. Porque en realidad ya teníamos como tan ensayado todo en cuanto a texto, en cuanto a conocer a los personajes», menciona Martí.

Fotos cortesia: José Guillén

Un Legado Post-Pandemia

El estreno de Azul en septiembre de 2021 no solo marcó el regreso del teatro en tiempos de pandemia, sino que también simbolizó el resurgir de la creatividad en un momento en que el mundo necesitaba escapar de la dura realidad. Martí reflexiona sobre el impacto que la pandemia tuvo en la obra: «Azul tiene mucha fuerza por la pandemia que pasamos… ese encierro hizo que se convierta en un campo de cultivo para la creatividad». La crisis sanitaria, aunque devastadora, también generó un espacio propicio para la creación artística. En ese sentido, Azul no es solo una obra sobre un triángulo amoroso; es también un reflejo de la capacidad del arte para ayudarnos a resistir y sobrevivir.

«Estábamos en un momento en el que la creatividad necesitaba encontrar su camino», comenta Martí. Durante el encierro, el tiempo disponible permitió que la obra se desarrollara de manera más profunda. Al igual que Azul, muchas otras propuestas surgieron con fuerza en el contexto post-pandemia. El cine y la ficción también jugaron un papel fundamental en la salud mental durante esos tiempos, brindando un refugio seguro frente a la incertidumbre de la realidad.

El Futuro de Azul: ¿Un Largometraje?

A tres años de su estreno, Azul sigue en la memoria del público. Aunque reponer la obra es complicado debido al alto presupuesto que requiere, Martí no descarta la posibilidad de transformarla en un largometraje: «Es una obra que nos encantaría encontrarle el lenguaje totalmente cinematográfico». Sin embargo, Martí admite que este nuevo formato plantea un desafío: descubrir el código cinematográfico adecuado para mantener la esencia de la obra, que se encuentra en la fusión de los lenguajes teatral y cinematográfico.

«La obra está escrita como para teatro y la apuesta fue lo que le hizo crecer para que tenga esa potencia… habrá que encontrar esa potencia no en esa mezcla de lenguajes, sino en ese lenguaje netamente cinematográfico» reflexiona Martí. El futuro de Azul podría estar en el cine, pero queda por descubrir el relato y la narración que mejor se adapten a este nuevo formato.

Un Homenaje al Arte en Tiempos de Crisis

Azul es más que una obra de teatro; es un testimonio de cómo el arte puede florecer en los momentos más difíciles. Durante los largos meses de encierro, la creatividad de Martí y su equipo encontró una salida en el teatro y el cine, dos lenguajes que convergen en una obra que desafía las convenciones y nos invita a reflexionar sobre la adaptación, la libertad y el amor. En palabras de Martí: «Lo que nos salvó mentalmente durante la pandemia es justamente el cine… la ficción realmente nos salva en momentos donde la realidad es muy dura».

Por: Hernán Moyano