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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Contrabando, inflación y el ciego, sordo y mudo de Emilio Fuster

El éxodo hacia Clorinda pone en entredicho los informes de inflación del BCP. Es que en poca distancia hay una variación de precios que hoy conviene a los consumidores de Asunción y alrededores. Muchas familias que viven en las áreas de frontera con el vecino país cruzan los límites por la ventaja comercial que ofrece la localidad argentina. También sacan sus ventajas los grandes comerciantes que, por competencia, solo logran empujar campañas de prensa para perseguir lo que llaman el «contrabando hormiga».

No estamos haciendo una apología al comercio ilegal. Ni mucho menos. Solo relatamos los hechos y buscamos otras voces de entendidos en Economía para que expliquen cómo es posible que, si no hay inflación en Paraguay, dicha ciudad argentina siga siendo una meca constante para la compra de los productos de la canasta familiar. Ya sabemos que dirán que Argentina tiene una alta producción y productividad.

Según el BCP, la inflación no llegó ni al 1% en abril pasado. Claro, esa versión oficial se siente de manera diferente en los supermercados, que también se llenan de productos argentinos. Ante tal verdad, habría que confirmar qué porcentaje entró de manera legal, respetando al fisco nacional. O, definitivamente, hay una o buena parte que ingresó de forma ilegal, eludiendo los impuestos.

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Obviamente, la economía de cada país tiene su propia dinámica y esa compra y venta en las fronteras se da de acuerdo también al tipo de cambio. Así sucede igualmente, por ejemplo, en Ciudad del Este y Pedro Juan Caballero. Pero hacemos hincapié en Clorinda porque nos preocupa la inflación y la canasta familiar, y esa citada ciudad hace años surte a Paraguay de aceite, lácteos, dulces, embutidos, carne, arroz, fideos, etc.

Conste que estamos hablando de una clientela de Clorinda que es de la propia capital de la República, y que un buen porcentaje son de la llamada clase media. Incluso hay compradores que cruzan la frontera buscando mejores precios en portentosas camionetas. Si ellos sienten los precios altos en Asunción, habría que, al menos, presumir qué estarán sintiendo los ciudadanos de zonas bien lejanas y abandonadas.

Según los turistas de compras que van de Paraguay, ni teniendo el precio más alto de toda la República Argentina, Clorinda saca siempre ventajas a los supermercados paraguayos. Los productos son casi regalados comparados con los vigentes en los supermercados nacionales.

Lo malo para la economía del país es que luego de productos informales, están hasta en puestos que no están preparados para vender en las mínimas condiciones. Hay que decirlo, además del «contrabando hormiga», hay otra de alta escala, que manejan los grandes comerciantes de la República. Sin embargo, Emilio Fuster, encargado de la política anti contrabando, nunca vio nada. Ni siquiera el combustible argentino, que en bidones se venden en algunas esquinas. Habría qué confirmar si no están en los grandes surtidores.

En síntesis, Clorinda pone en entredicho la inflación mensual que consigna en su informe el BCP. A eso agregamos que algunos medios solo hacen sus informes sobre el «contrabando hormiga», no hay buen control sobre los mismos productos argentinos ofertados en los supermercados. Y sobre todo, Fuster es ciego, sordo y mudo ante el contrabando comercial e industrial, y los gremios empresariales se quejan del contrabando pero no se animan a observar si hay o no contrabandistas entre sus asociados.