«Los últimos’, un documental trágicamente premonitorio

 Sebastián Peña se estrena en la dirección cinematográfica con «Los últimos», un documental de desarrollo intimista pero con un alcance universal sobre la desaparición de los bosques en el planeta. La historia se desarrolla en la zona de Chovoreca, lo que da a la película un carácter trágicamente premonitorio.

La película ya ha recorrido 13 festivales internacionales y acaba de estrenarse en el Villa Morra Cine Center. Su estreno mundial fue en Amsterdam y ya ha sido vista en lugares como Turín, Guadalajara, Málaga, Malta, Florianópolis, entre otros.

A través las palabras y vivencias del ornitólogo Jorge Escobar y el entomólogo Ulf Drechsel, Peña esboza un discurso filosófico y antropológico de por qué el ser humano se empeña en destruir los bosques que nutren al planeta, algo que va más allá de los afanes de lucro, y que tal vez se resuma en una frase que se pronuncia en la película: «La expansión de nuestra especie siempre estuvo asociada al fuego».

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Escobar y Drechsel, de una manera que podríamos describir como nihilista y cáustica, aunque siempre amenizando con buen humor, describen al hombre como un simio de sabana que vio al bosque como un lugar oscuro, lleno de peligros. También descreen de los planteamientos ideológicos de derecha e izquierda.

Ambos ecologistas aparecen en la pantalla como dos viejos hippies apasionados en sus investigaciones. Peña los acompaña hasta la región de Chovoreca, ya casi en la frontera con Bolivia. Allí hacen sus investigaciones, mientras sienten que el fuego va avanzando.
Lamentablemente, el estreno de la película coincide con un nuevo incendio en la misma región. Más de 70 mil hectáreas ya han sido devoradas por el fuego.

«Los últimos» es una proyecto de vida para el realizador. Comenzó la tarde en que conoció a Drechsel, en el patio de la casa de su tío Jorge «Jota» Escobar. Fascinado con sus conversaciones, quería escribir una novela. Empezó a acompañarlos en sus viajes, en la misma época en que comenzó a involucrarse en la producción cinematográfica y, con el tiempo, el proyecto inicial fue mutando hacia el documental.

El filme está matizado con una banda musical inquietante que arranca prácticamente con el inicio del viaje cuando el grupo cruza el puente Remanso. La fotografía también sobresale tanto que uno puede sentir el polvo del camino, la sequedad del ambiente y el olor de la madera quemándose. En fin, da más miedo que una de terror. 

Por: Sergio Ferreira