Por Juan Carlos A. Moreno Luces
Los resultados de las elecciones presidenciales y legislativas en la República del Paraguay realizadas el 30 de Abril, son un llamado de atención a la política exterior norteamericana.
La democracia es en esencia un sistema de libertades y por sobretodo de negociaciones.
La administración Biden, por intermedio de su embajada en Paraguay erróneamente pretendió hacer valer su poder y modificar el escenario político.
Citar los hechos concretos, será repetir una larga cronología que ya no viene al caso.
Las presiones políticas, vestidas con un gran manto jurídico, revivieron las emociones y fundamentalmente el pensamiento en los electores.
El ser paraguayo, más allá de sus colores partidarios e incluso de las ideologías, tiene una profunda convicción sobre su identidad nacional.
El paraguayo se reconoce como un ser libre y con un profundo sentimiento nacionalista, basado en sus principios independentistas y legitimados a través de su propia historia.
Los conceptos de nación libre y patria soberana, bajo la tricolor bandera reafirman estos sentimientos, incluso de nuestras tragedias.
Obviamente no lo interpretaron los estrategas del norte, que apostaron a una alternancia, pensando que con aprietes todo estaba resuelto.
La campaña electoral se vio afectada por las dudas engendradas, que pretendieron modificar el escenario; lo cual es un peligro para la futura estabilidad.
Pero el paraguayo, lejos de ser un pueblo que se arrodilla ante la adversidad, silenciosamente fue a votar.
Respetados medios internacionales daban cuenta de que habría un cambio y que la Concertación ganaría las elecciones.
Obviamente estos apostaron al poder político ejercido contra los hombres más influyentes del Partido Colorado.
Al pueblo paraguayo, la soberbia y la arrogancia le repele.
Le provoca un fuerte rechazo.
Y los hiere profundamente.
Somos difíciles de doblegar.
Pero no guardamos rencor.
Las historia, nos reivindica plenamente en este aspecto.
Mantuvimos guerras con nuestros vecinos.
Y hoy convivimos en una gran armonía.
En síntesis.
El resultado de las elecciones, conllevan entrelíneas varios mensajes.
Somos así !
Respetuosos, pero no sumisos.
Silenciosos y reflexivos.
Amamos nuestra identidad, con nuestra propia diversidad.
No aceptamos imposiciones, de ningún orden político, ni religioso.
Somos humildes, pero soberanos !
Somos simplemente,
los dueños de nuestra patria
y de nuestra propia forma de ser.
Dónde la libertad y el respeto, es la esencia acrisolada más allá de los colores, ideologías y credos.
Finalmente, que esta lección de alto civismo sirva a otros países y especialmente a quienes le representan circunstancialmente.
Amigos, la vida es un constante aprendizaje.
Y no importa de dónde provenga.
Hoy es un gran día !
Y orgullosamente el Paraguay.
Es un gran ejemplo !!!