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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Los jóvenes deben trabajar, así evitaremos que sean operadores de narcos y soldados de las mafias

Ya hay centenas de promesas en éste nuevo proceso electoral. Algunas ya sin vergüenza alguna. Pues son un simple «copia y pega». Un tema serio que los candidatos de cara al 2023 deben priorizar es la situación de los 70 mil jóvenes que cada año ingresan al mercado laboral. Ante esa cantidad anual de juventud que busca trabajo, el Estado debe garantizar las condiciones para las inversiones, en especial a ese la capital que genera fuentes laborales.

El éxito de toda sociedad, en el mundo laboral, pasa por el andar respetuoso entre el capital y el trabajo. Sin esa sinergia no hay posibilidad de productividad y desarrollo. Hoy el trabajo está tapado por el populismo y la postura fácil de hacer campaña prometiendo subsidio a diestra y siniestra. Hay una cultura de la prebenda instalada justamente por la clase política.

La democracia debe servir para alentar y permitir inversiones sanas que generan trabajo y que permitan a la sociedad calidad de vida. Sin el capital y sin los recursos económicos ganados lícitamente no existe autoestima social. Hasta el socialista más ortodoxo sabe que sin empleos directos e indirectos no existe desarrollo social. 

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La reflexión inteligente hará comprender que cuando en un país la gente gana dinero con el sudor de su frente, hay integridad nacional. Sea la ideología que fuere, el político, finalmente, reconoce que el mejor antídoto contra la pobreza, es el trabajo. La pregunta es ¿por qué no desarrollan un plan de incentivos y acciones en tal sentido?. Tal vez sea porque les resulta más fácil estar en el ruido sin razón porque tienen micrófonos, TV, prensa escrita y digital a mano, siempre a disposición.

Se construye a partir de un capital que genera fuentes laborales y por ende produce salarios para la sociedad. En Paraguay se debe respetar el libre juego de la oferta y la demanda, con reglas claras y sin privilegios a nadie. Hay que instalar la cultura de la productividad y eficiencia, cuya base son la inversión y el trabajo. Parecen obviedades, pero por más elementales hoy no están en la agenda de los políticos. Los gritos y show que se escuchan en el Congreso y el Palacio de Gobierno que sigue prometiendo estando en el poder, revelan que ni lo obvio ni lo elemental se asume.

El objetivo latente es resolver la situación de los jóvenes que al dejar la Secundaria, con la mayoría de edad, y los universitarios, consigan trabajo. No permitamos que por falta de oportunidades caigan en la desesperación y hasta terminen siendo soldados de los mafiosos, quienes suman militantes ante la ausencia de una política laboral. Mucho cuidado con la dura realidad de una juventud sin empleos, que los narcos están observando para reclutarlos como soldados.