Es plausible la campaña de la cadena de supermercados de abaratar los precios por Semana Santa para un sector de los consumidores. El Paraguay, de hecho, tiene una alta población religiosa y ni que decir el porcentaje alto de ciudadanos con menos del ingreso del salario mínimo.
Ayer, Domingo de Ramos, en un rápido recorrido se comprobó que algunos precios siguen por las nubes. Aunque debe decirse que son productos que no están luego en la posibilidad que sean consumidos por esa población con ingreso menor que el mínimo legal vigente: Un ejemplo es el costo de la carne.
La rebaja en una canasta básica familiar debe apuntar también al sector medio de la población. Eso sin desconocer que hay un nicho enorme de personas que están por debajo de la línea de la pobreza, y que es posible jamás hayan ingresado a un supermercado.
No estamos cargando en los supermercadistas la solución de una realidad social. Sólo queremos instalar la idea que la campaña de rebaja debe ser más influyente y abarcante. Los precios también deben ser accesible a ese grupo de familas que quieren, más asiduamente, tener en la heladera y la cocina productos cárnicos, lácteos, frutas y verduras y hasta los importados.
Ya demasiado populismo tenemos con los partidos políticos de cara a las próximas elecciones generales. Ni que debe decir del abuso de marketing de los candidatos que pugnan por algún espacio de poder. Ojalá que la campaña de abaratar precios de la cámara de supermercados sea efectiva, y alcance a la mayoría de los población y, sobre todo, sea constante. Pues si bajan esta semana, es señal que pueden hacerlo todo el tiempo.
