El espectáculo singular del que hablamos en esta columna que se está preparando para celebrar ya el próximo sábado los 408 años de fundación de la ciudad de Encarnación y que tiene como nucleo central al futbol con la disputa del juego Ameliano-Olimpia por el campeonato Apertura de la APF, presenta aristas singularmente llamativas que ameritan resaltarse.
No será solo un partido de futbol más en el nuevo estadio Villa Alegre, con todas las connotaciones solidarias ya citadas anteriormente, que destinarán todo lo recaudado, deducidos gastos de organización a entidades benéficas, via la Fundación EH, sino una trilogía de eventos con grata conjunción de arte y deporte.
El futbol quedará en medio de las dos nobles y elevadas manifestaciones del arte. Antes del juego, marcado para las 18.00 se habilitará la estatuta de más de 12 metros de altura ubicada en la cabecera de la ruta 6, del Ruvichá Itapúa, ubicada enfrente a otra obra similar que recuda a San Roque Gonzalez de Santa Cruz, todo un símbolo de la apertura hacia la evangelización de los indígenas del lugar, que permitió el primero al Santo Sacerdote. Otra obra magnifica del escultor concepcionero Orlando Gonzalez que ya había tenido vinculo con el deporte al hacerse cargo del monumento al boxeador, en el corazón de la capital del Primer Departamento.
Hay un rico detalle que une más aún a estos nobles y elevados valores que arte y deporte representan: el aporte del personaje en el que se inspiró el artista para cincelar su obra, aportado tambien por el cine. El personaje es el polifacético futbolista itapuense Florencio Amarilla, el mismo que le hizo tres goles nada menos que a Uruguay y ayudó a eliminar siete años después de la gesta del Maracanazo a los campeones del mundo del 50.
Con semejante aureola, el jugador surgido en el Nacional de Encarnación y proyectado por el homónimo de Asunción y la selección albirroja al futbol español, al dejar el futbol se vinculó al cine, explotando sus acrobáticas virtudes como actor extra. Participó en varias películas (incluso una con la celebre Raquel Welch, hace poco fallecida), cumpliendo roles de altísimo riesgo. La estampa física y el rostro del Mburuvichá Itapua, que quedarán perpetuados en la estatua de referencia, fueron tomadas de las escenas que en el celuloide dejó para siempre Florencio Amarilla, un personaje singular de la historia de Itapúa, que ganó celebridad por sus virtudes futbolísticas y artísticas y por haber rescatado el vinculo con una hija de cuya existencia no conocía después de cuatro décadas, gracias a la ayuda brindada por su entrañable amigo Gregorio Andino así como vecinos de su nunca olvidada ciudad natal de Coronel Bogado.
La fundación Carlos y Miriam EH lo hizo posible al financiar todo este gran evento y las maravillosas obras de escultura de ambos históricos protagonistas de la historia encarnacena (el Santo Patrono ya en diciembre pasado y ahora el Mburuvichá Itapúa) que así como juntos participaron de un momento histórico de la vida de la región hoy están unidos en esta etapa de franco progreso de la zona en sus dos arterias más emblemáticas y vitales.
La fiesta continuará y para ello entrará a tallar la música como el mejor y más alegre epílogo con grupos locales, Tierra Adentro y Kachiporros en el Silo Molino de la hoy emblemática playa San José en la monumental costanera encarnacena.
