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sábado, 23 de noviembre de 2024
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¿Parte del problema o parte de la solución?

El proceso integral para la designacin del nuevo ministro de la Corte Suprema (CSJ) se da en medio de rumores, especulaciones y hasta presiones. Es casi normal que puedan darse todas ellas, lo que no tendría mayor trascendencia si es que hubiera un capital incontrovertible de confianza en las decisiones del Consejo de la Magistratura.

Sea quienes sean puestos en terna y quien sea el designado, lo que deberá construirse, de cara al devenir, es el recupero del crédito de la opinión pública hacia las instituciones. Por el momento que pasa el país, en pleno proceso electoral, y por la historia misma de los hechos, no será una tarea fácil propiciar ese ambiente para que la credibilidad sea pilar en toda la sociedad. Sin embargo, se debe intentar. No hay otro camino.

Las miradas, desde hace unos días, se concentraron en el Consejo de la Magistratura. Un mes atrás estuvo como epicentro cuando debía designar al nuevo fiscal general del Estado. Es que la desconfianza es tanta, con auténtica razón en muchos casos, por la deslealtad probada de muchas autoridades públicas. Sin embargo, se debe tener cuidado con las generalidades. Un ejemplo de lo frágil que resulta ese capital de credibilidad es que, hoy, a menos de una semana de su asunción al cargo, ya hay quienes piden milagros al flamante titular del Ministerio Público. Algo realmente poco racional como injusto. Pero, no obstante hay que ser conscientes de que el hartazgo y la desesperanza van minando la paciencia f la ciudadanía.

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Hay que decirlo: buena parte de esa sensación de engaño y de falacia de todo lo público, lo instala un sector importante de la prensa paraguaya, como si fuera que nosotros como medio de comunicación no estamos exentos de las miserias humanas de pretender usar lo estrictamente profesional para inclinar el poder del micrófono, imagen, papel y redes hacia el escamoteo, justamente apostando a lo indebido. Desde la prensa, por eso, también tenemos un rol esencial en esa necesaria tarea de recomponer la confianza ciudadana en las instituciones. Sin dejar de lado la actitud vigilante y crítica, pero siempre actuando con racionalidad y ecuanimidad.

La moraleja que intentamos dejar es que venimos hace años en este país, diríamos en toda la democracia, privilegiando la desconfianza y jugando con el descrédito, a veces con justificada razón, pero también a veces sin ninguna justificación. Reiteramos, sea quien sea el elegido para la Corte, éste no resolverá el espectro de desconfianza que hay entre paraguayos. Es tiempo, tal vez, de dar alguna pausa, en eso que cada quién se cree el ombligo del mundo, donde la única verdad es la que uno tiene.

Si no se trabaja como sociedad para salir entre todos de la podredumbre social en que está el país, el futuro será más complicado. Depende de cada habitante del Paraguay colaborar para no caer, si es que ya no estamos, en el pozo de la depresión social, donde todo es negro, sucio y bastardo. Ya se probó bastante con eso de ser parte de la problemática, es hora de cambiar de actitud y como sociedad intentar ser parte de la solución para el recupero de la confianza y la credibilidad.