El asesinato por sicarios de un sujeto acusado de narcotraficante en estacionamiento de un supermercado de Asunción, pone en evidencia que el sicariato y el crimen organizado se instalaron en la capital del país.
Hasta no hace mucho, este tipo de hechos eran frecuentes y hasta tomados como “normales”, en las ciudades fronterizas como Pedro Juan Caballero, Capitán Bado o la Triple Frontera, pero como lo venimos advirtiendo desde hace tiempo, la inseguridad ha permeado todos los rincones del país, con la evidente inutilidad, o en el peor de los casos complicidad de los organismos de seguridad.
Ya no estamos hablando de motoasaltantes o peajeros de los que también abundan en Asunción y la periferia. Estamos hablando de grandes capos del tráfico de drogas y carteles internacionales que sentaron sus bases en el corazón de la República.
Ederson Salinas Benítez, alias “Ryguasu” de 33 años, estaba vinculado al grupo criminal Primer Comando da Capital (PCC) y era señalado como sucesor del capo narco Sergio de Arruda Quintiliano Neto, alias «Minotauro». Salinas también fue sindicado como el mandante de la muerte del periodista Leo Veras, ocurrido el 12 de febrero de 2020.
La casa de Salinas en Pedro Juan Caballero había sido atacada el24 de marzo de 2022. En la ocasión, él y su esposa salieron ilesos del ataque un grupo comando de sicarios que llegaron hasta su domicilio en seis camionetas y dejaron como colador la lujosa mansión donde residía el capo fronterizo. En aquella ocasión Salinas se salvó, porque una dotación policial repelió a los sicarios.
Con todos estos antecedentes, llama la atención que un capo de la mafia fronteriza haya estado paseando tranquilamente por Asunción, circulando en un vehículo sin chapas, como se pudo ver en las imágenes difundidas por las redes sociales. El asesinato del periodista Leo Veras continúa impune y el principal sindicado ni siquiera fue molestado por las autoridades.
No es extraño que los policías estén al servicio de los traficantes. En Alto Paraná era vox populi que la casa del conocido narco, Tomas Rojas, alias Toma’i, (actualmente recluido en Tacumbú), era custodiada por patrulleras de la policía. Es más, cuando se realizó el operativo Berilo, que terminó con la detención de Reinaldo “Cucho” Cabañas, también fue detenido el suboficial inspector Humberto Rodríguez, quien trabajaba a tiempo completo como secretario de Cucho.
Es innegable que agentes de la policía están al servicio de los grandes traficantes y criminales por lo que urge depurar los curados de la Policía Nacional, para que sus miembros estén sujetos a los mandatos de la ley. Por supuesto, como bien lo dijera precisamente un ex ministro del Interior “no hay fiesta sin permiso”. Si los agentes de seguridad operan al margen de la Ley, es porque sus superiores lo permiten o participan de los negocios.
Es necesaria y urgente una purga profunda en la Policía Nacional, una tarea de la que siempre se habla, pero que nunca fue emprendida por ningún jefe policial o ministro del Interior. La creciente ola de inseguridad y el avance del crimen organizado, deben ser un serio llamado de atención para diseñar una estrategia a fin de evitar que el país se convierta en un “Estado fallido”, porque se cedió el control del territorio nacional a la mafia, debido a la corrupción, la cobardía y la ineptitud de nuestras autoridades.