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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Los responsables del «Super Ministerio» deben rendir cuentas

No cumplió los dos principales objetivos para lo que fue creado. No hizo la comunicación pública. Tampoco ayudó con la conexión digital. Para más, como nunca antes tuvo un presupuesto y una ayuda financiera multimillonaria. Por eso, extraña que algunos voceros gubernamentales se molesten cuando desde La Tribuna afirmamos que el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comuni­cación (MITIC) es un absoluto fracaso.


Claramente el fiasco no es la idea. Ni la institución, como razón de ser. El chasco viene de la conducta y el tipo de gerencia de quienes estuvieron; están, al frente y ocuparon; y ocupan, algunos de los cargos de dirección. También la responsabilidad es de la asesora presidencial, quien -de acuerdo a las nuestras fuentes- es la que corta buena parte de la torta en el MITIC.


El llamado «Super Ministerio» es como un proyecto fallido desde sus inicios. Comenzó bajo la batuta de gente improvisada, estado con el cual terminará en agosto próximo, cuando venga un nuevo Gobierno, que ojalá así sea. Su creación, más bien, fue alentada por un millonario apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo. Hoy, casi cinco año después, se puede ver que mató la comunicación pública y no cumplió en su promesa de generar conexión digital.

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El MITIC fue creado para digitalizar varias áreas del sector público y facilitar la conectividad privada. No hizo lo uno ni lo otro. Lo que se percibe es que sus directores y asesores tienen un salario muy diferenciado en comparación con quienes hacen prensa y comunicación para el Estado. Se denuncia la alta intromisión de la asesora presidencial, en todo lo que se sea contactos, acuerdos y negociaciones a nombre de la institución.


Duele decirlo pero efectivamente se frustraron cinco años. No hay nada seguro y eficiente para mejorar la conectividad internacional. Tampoco se redujeron costos de las conexiones y la brecha digital. La pérdida de tiempo y dinero es incalculable, pues Paraguay deja de recibir así inversiones privadas, a causa de no contar con un sistema actualizado de banda ancha real.


El MITIC ni siquiera fue capaz de coordinar acciones entre instituciones del Estado. Un ejemplo: En plena pandemia se dieron a conocer cuatro licitaciones en el marco de la «Agenda Digital» para equipamiento informático y conectividad para la mencionada cartera. En ese mismo momento, el Ministe­rio de Salud Pública y Bienestar Social realizaba multimi­llonarias licitaciones para mejorar su infraestructura informática mediante la com­pra de softwares y máquinas.

El punto citado más arriba, para quien lo sepa hilar, hará entender qué intenciones reales hubo con la creación del cacareado Ministerio de Tecnologías de la Información y Comuni­cación. Por todo lo dicho, y lo que iremos publicando, no es razonable enojo alguno cuando se sostiene que MITIC es un fracaso. La conectividad en la República sólo pasa por WhatsApp y las redes sociales. Ni hablemos de la comunicación pública; con un canal que va al muere, una Radio Nacional y repetidoras que funcionan por inercia y un IP que se mantiene gracias a los buenos periodistas.