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lunes, 25 de noviembre de 2024
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El fracaso país se inicia en gastar hasta lo que no se tiene

No es novedad que el gasto del Estado tenga un crecimiento cada año. Lo peor es que siendo un tema repetido, no hay una fuerza política creíble que se ocupe en serio de eso. Ciertamente, mucho se habla pero no se reacciona como sociedad para revertir ese mal endémico. Éste 2023 será otro período de perdidas, como todos los anteriores años. Más que la elección de un nuevo presidente en abril próximo, precisamos actores políticos dispuestos a corregir la carga irresponsable de gastar más de los ingresos, una torpeza que hacen cómplices por igual al Ejecutivo y legisladores.


Hace un tiempo estamos siguiendo el esfuerzo por generar conciencia del grupo privado Desarrollo en Democracia (DENDE). Desde un Observatorio del Gasto Público viene advirtiendo el preocupante alza del gasto estatal. Un tema que se vuelve más grave cuando no hay mayor claridad el destino de los recursos públicos y los incrementos son aprobados por encima de la capacidad real de financiamiento del Fisco.

En palabras directas se aprueban costos sin que haya financiación. Encima no existe garantía de cómo se usan los recursos público. Todo se hace dentro de un marco de absoluta necedad, pues se pone en el papel la distribución sin que exista el dinero para las áreas designadas. El despropósito no es nuevo. Es una conducta asumida en esta democracia iniciada justamente hace 34 años, tras la caída del dictador Alfredo Stroessner.

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La deficiencia ya parte del mismo proyecto elaborado por Hacienda. Pues el documento enviado al Congreso tampoco responde cabalmente a la Ley de Responsabilidad Fiscal, que establece topes al déficit de las finanzas públicas. Casi todos los ministros que pasaron, más el actual, hacen meras declaraciones a la prensa en el sentido a la exigen­cia de cumplir las disposiciones de la referida legislación y que el Estado avanza hacia un presupuesto más equilibrado, situa­ción que en verdad no es verdad. ¡Mentira!,


La falacia ya se inicia porque el ministro en cuestión no tiene liderazgo, y eso es secuela de la falta de respaldo del Jefe del Ejecutivo. Es que finalmente, quienes van luego a gestionar por mayor presupuestos son instituciones que dependen del Gobierno central. Así las cosas, el presupuesto que comenzó a correr en éste 2023 es la foto de los vetustos ejercicios de aumentar gastos sin medir la capacidad real del Fisco, que se produce cada período.


Según el informe que salió de DENDE, el Presupuesto General de la Nación de la Administración Central, aprobado para el presente ejercicio fiscal 2023, crecerá un 4,7% respecto al Proyecto enviado y planteado por el Ejecutivo al Congreso. Este incremento asciende a G. 2.684.315 millones, equivalente a US$ 371 millones, siempre de acuerdo con los datos comparativos elaborados por el Observatorio del Gasto Público de Desarrollo en Democracia (DENDE). El proyecto elevado por el Ejecutivo planteaba un equivalente a USD 7.557 millones, que con los incrementos aprobados en el Parlamento quedó en USD 7.929 millones.


Ante la reiterada repetición de un daño a las finanzas de la Nación, casi como un pedido de milagro, decimos que ante tanta evidencia que cada año el presupuesto está mal hecho, en complicidad entre el Ejecutivo y el Congreso, Paraguay con urgencia necesita una nueva remesa política. Ojalá que el presidente electo venga con conocimiento y liderazgo, y quienes sean electos como legisladores sepan del valor del gasto público.


Un país serio se mide por su capacidad de administrar sus egresos de acuerdo a sus ingresos. El presupuesto general de gastos de la Nación es la columna vertebral que encamina la suerte de la República. Mucho se evalúa el éxito de la democracia paraguaya, y poca es la expectativa de mejor vida, cuando la misma conducción política mal utiliza los recursos públicos y dilapida el dinero ajeno como si fuera suyo. Ojala el esfuerzo de sectores privado ocupados por los gastos públicos, como el de DENDE, tenga eco en quienes serán elegidos en las próximas elecciones nacionales.